1. La mejor cita con mi dentista.


    Fecha: 17/02/2024, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... —respondió.
    
    —Eres mi fantasía, mi sueño hecho realidad, no tienes idea como te tengo ganas —le decía mientras le comía los senos.
    
    —Tu eres el mejor paciente que he tenido —susurró —la próxima cita que tengas me aseguraré de ser yo la mejor dentista del mundo —me dijo con un tono delicado en su voz. Yo le respondí con una nalgada muy fuerte, haciéndole saber lo que podría esperar de mi en próximos encuentros.
    
    —La cachetada me la ahorraré —mencioné después de haber hecho cambiar su culo de color.
    
    —Yo no —dijo a mi oído cuando recibí una, recordándome mi posición actual, aumentando ella, además, la presión que hacía sobre mi pene.
    
    —¿Quieres que me lo meta? —gritó viéndome a los ojos.
    
    —Si —dije, recibiendo otra cachetada.
    
    —¿Si qué? —me gritó.
    
    —Si, Mónica — recibí otra cachetada acompañada del agarre de sus uñas en mi cuello, estaba sometido.
    
    —¿Por…? —me miraba con sus ojos marrones hechos fuego.
    
    —Si, Mónica, por favor, lo quiero dentro de ti —grité casi humillado, pero con la erección más fuerte que había tenido en mi vida, las venas en mi pene se marcaban de tal manera que era obvio mi deseo por su cuerpo.
    
    —Está bien —susurró a mi oído mientras me obligaba a comerme sus senos —puede entrar —dijo mientras detenía el movimiento de sus caderas.
    
    En ese momento Mónica sujetó mi pene haciendo que rozara los exteriores de su vulva, antes de colocarlo de tal forma que la penetración era inevitable. Comenzó a bajar, sus piernas temblaban mientras cada ...
    ... centímetro de mi pene se abría paso lentamente por el interior de su vagina. Pude sentir como gotas provenientes de su interior bajaban por el tronco de mi aparato, ella mantenía la cabeza baja, mordiéndose el labio mientras expandía sus interiores con el gran grosor de mi pene. Mónica soltó un gemido, el cual yo acompañé por un suspiro de mi parte al experimentar como su apretada y caliente vagina me envolvía.
    
    —Perra —solté.
    
    Mis palabras se vieron acompañadas por el frenesí de su cuerpo subiendo y bajando sobre mi pene, sus tetas rebotaban, su espalda estaba arqueada y tenía el rostro hacia el techo, sus gemidos se escuchaban por todo el consultorio noblemente acentuados por el dulce sonido de nuestras pelvis chocando. Dichos gemidos aumentaron su volumen al yo comenzar a masturbarla, mis dedos se movían circularmente en su clítoris, ella por su parte apretaba sus tetas con mucha fuerza, gozando la rapidez con la que era abierta.
    
    Llovieron cachetadas en ambas direcciones, el ritmo no hacía nada más que subir, hasta que ella decidió parar en seco nuestro apogeo, se recostó sobre su mesa de trabajo, dejándome su culo a la vista, y jalando de nuevo de mi cabello colocó mi rostro contra la parte inferior de su vulva. La devoré, mis dedos se seguían encargando de su clítoris mientras mi boca chupaba, jalaba y mordía sus gruesos labios mayores, haciendo los mismo con los menores, que resalían un poco de su vulva dándole un aspecto a esta del cual soy fanático. Disfrutaba ...
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