Mi año sabático (2)
Fecha: 23/02/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: RolandDeschain, Fuente: CuentoRelatos
... movimiento pélvico nuevamente. Yo la detuve empujando mi polla y presionado sus nalgas mojadas contra la pared. Ella soltó un pequeño gemido.
Yo: Durante el día, seremos igual que siempre, nada cambiará, seguiremos siendo los mejores amigos. Pero en la noche, o mejor dicho, cuando nos dé la gana de tirarnos un buen polvo, tú serás mi perra y yo seré tu consolador marca acme. ¿Quedó claro?
Rebeca: sssiii
Yo: No te escucho
Rebeca: Si
Yo: Si, ¿qué? Maldita sea
Rebeca: ¡SI! ¡Si a todo, mierda! Cómeme de una puta vez.
Callé su respuesta con un beso. Y antes de que pudiera reaccionar, comencé con el bombeo. Esta vez, yo llevaba la batuta. La presioné con intensidad contra la pared abaldosada de la ducha. Lleve mi mano derecha a su garganta y la así con la fuerza justa para tener el control sobre ella, sin hacerle daño. Mi mano izquierda, por su parte, alternaba apretones y pellizcos entre sus senos. Me encantaba sentir la dureza de los pezones de mi amiga. Eran pequeñas gemas oscuras de puro placer. Para ese momento, mis besos no eran, ni por asomo, muestras de cariño, ternura, o incluso deseo. El deseo se había superado ya hacer rato. Eran besos de pura y dura lujuria. Y los besos, que rebeca me daba en respuesta, no se quedaban atrás.
Por un momento dejé de jugar con los pezones de mi amiga. Que al sentir ausencia de mi mano soltó un quejido de protesta dentro de mi boca. Yo no le hice caso, pues necesitaba de mi extremidad para tomar mi miembro, húmedo ...
... y pegajoso, por el cóctel de fluidos vaginales, liquido preseminal, agua de la ducha y sudor. Retiré mi polla férrea de su guarida, ganándome una nueva y más larga protesta que fue acompañada de un mordisco en mi labio inferior.
Rebeca: ¿qué haces? Lo quiero adent... Aaaahhhh!!
La protesta de mi amiga fue interrumpida por un grito de pacer cuando sintió como pasaba mi glande por la entrada de su húmeda caverna. Con movimientos de pincel, repasaba con maestría cada pliegue y rincón de los labios mayores y menores. Sentía los temblores y ligeras convulsiones, que Rebeca daba como respuesta, a las caricias que mi miembro genital le daba al suyo. Era algo que no se esperaba para esas alturas del partido. De la misma manera que no se esperaba, que justo cuando estaba estimulando su clítoris con la punta de mi pene, con un rápido movimiento en picada, lo volviera a clavar en su interior.
Rebeca abrió los ojos en una mueca que se debatía entre la sorpresa, el placer y el dolor. Sin embargo la expresión se perdió en milésimas de segundos, puesto que no me entretuve, ni tuve reparos en retomar las embestidas nuevamente.
Mis movimientos, eran constantes, intensos y rítmicos. Cada embestida no solo la empujaba contra la pared sino que también la hacía levantarse unos centímetros del suelo. A veces haciendo que se parara de puntillas, y otras, incluso levantarse por completo del suelo, dando pequeños brinquitos. Con cada estocada sus nalgas chocaban contra las baldosas del ...