1. La jefa me pidió hacer horas extra [H31]


    Fecha: 24/02/2024, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    La jefa siempre ha sido bastante dura y exigente conmigo. Al principio me causaba un conflicto interior, porque pensaba que tenía algo contra mí, pero pronto esa idea se fue desvaneciendo, pues si algo le he de reconocer es que siempre ha sabido reconocer y recompensar mi trabajo, sin contar todo lo que he podido aprender. He podido ascender y ahora trabajo muy de cerca con ella, incluso empezando a formar una amistad, aunque ella sea aún de cáscara muy dura.
    
    Todo empezó una semana especialmente estresante. Entregábamos un proyecto importante para un cliente nuevo, pero tremendamente exigente. El último día de la semana estábamos ajustando los detalles finales para enviar los entregables y hacer la presentación final la siguiente semana, y aunque no estábamos tan ahorcados por los tiempos, el perfeccionismo de la jefa sí se convirtió en una carga bastante pesada.
    
    Después de la comida se nos ocurrió comprar algunas cervezas para aligerar las últimas horas de trabajo en el día, aunque las cosas se empezaron a salir de control cuando llegó una segunda y tercera ronda de tragos. Hacia el final de la tarde, sólo la jefa y yo quedábamos en la oficina, aún ultimando detalles. Cuando nos dimos cuenta de que serían inevitables un par de horas extras, decidimos hacer una pequeña pausa en la terraza.
    
    La acompañé a fumar. La conversación abandonó el tema del proyecto rápidamente, pues la terminó con un largo suspiro de ella. Le pregunté qué pasaba y empezó un relato sobre el ...
    ... novio de varios años, y con el que acababa de terminar por que sus planes de vida simplemente no se acoplaron. Noté que necesitaba desahogarse, no en lágrimas, porque no es su estilo, pero sí que alguien la escuchara.
    
    "En fin, es hora de disfrutar la vida", dijo muy convencida mientras apagaba su cigarrillo, me guiñaba el ojo y se mordía el labio. El gesto me congeló y fui incapaz de contestarle. Mientras la seguía por el pasillo de regreso se volteó y nuevamente con un gesto de coquetería me preguntó "¿No crees que lo merezco?"
    
    Debo admitir que siempre sentí una enorme atracción sexual por la jefa. Sus ojos grandes coronaban un rostro angelical que aparentaba al menos un lustro menos en su edad. Pechos generosos que lucían siempre muy bien con los trajes sastre que lucía en la oficina. Caderas bastante pronunciadas y unas nalgas que no podían pasar desapercibidas. Más de una vez me sorprendí a mi mismo fantaseando con tener a esa mujer en mi poder. También bastantes veces ella me sorprendió mirando de más su escote o las marcas de su ropa interior. Aunque siempre fue dura con su equipo, de vez en cuando dejaba escapar un gesto de coquetería. Era una maestra en ese arte y sabía cómo sacarle provecho.
    
    Regresamos a las labores y noté que los compañeros nos dejaron varias raciones extra de cerveza. Ahora sí éramos los únicos en la oficina, y sentí la obligación de tomar las latas a manera de venganza para la clase trabajadora. Dejé una en el escritorio de la jefa y luego ...
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