1. SOY PUTA (VI): La segunda prueba


    Fecha: 17/10/2018, Categorías: Confesiones Autor: ekaitza, Fuente: RelatosEróticos

    En mi último relato contaba cómo me fue en mi cita con Venancio, el hombre más sucio y desagradable del pueblo. Tras aquello, pasaron unos meses en los que Pedro me follaba cada vez que le apetecía, además de los chicos de la cabaña y de Venancio (que tras aquella cita también a él tenía que mantenerlo calladito) hasta que en una de nuestras citas me dio una copia de las fotos que me había hecho con Venancio, y casi me dan náuseas. Me costaba asumir que la chica que estaba dejándose hacer y magrear por ese viejo cerdo era yo, pero así fue, y encima en algunas yo tenía una cara de estar gozando como la más puta del mundo. Tras ver las fotos y guardarlas en el sobre, me dijo que apenas tenía tiempo pues había quedado en un bar con unos amigos, así que me dio 4 minutos para hacer que se corriera o me la metería por el culo. Yo sabía que él no acostumbraba a hacerlo y que no le iba mucho, pero con tal de mostrar su autoridad era capaz hasta de eso. A mí, naturalmente tampoco me gustaba la idea de que me perforara lo único que me quedaba virgen, así que rápidamente me puse manos a la obra: me acuclillé ante él y le acaricié el paquete hasta que se le endureció lo suficiente. Cuando le bajé el pantalón y el calzoncillo, el olor que desprendía su entrepierna provocó en mí un amago de apartarme. Pedro se dio cuenta y se echó a reír. Me dijo algo así como "Ahora que te ponen las pollas sucias, me he tomado la molestia de evitar que ‘mi amigo’ sea tocado por el jabón jajajaj!!!", con ...
    ... una risa de cabrón que buscaba mosquearme. El olor me recordó al de Venancio, pero aún así me la metí en la boca con toda la destreza que mi adquirida experiencia y mi naturaleza caliente me permitían. No sé si lo hice en tiempo record o si se me había hecho corto (pues una vez en faena, como ya sabéis de otros relatos, una pierde la noción del tiempo y de todo), pero cuando me di cuenta mi paladar y lengua ya estaban saboreando el amargo semen que desprendía su polla. Tras tragarlo todo y terminar de limpiarle el sable, me incorporé y él se puso a sobarme las nalgas. Me hizo ponerme de espaldas a él y mientras me seguía manoseando me dijo en qué consistía la siguiente prueba. Tenía que hacerlo con Rafa, un hombre de unos 35 años -por cierto, yo ya había cumplido los 15- que era conocido en todo el pueblo, pues era bastante retrasado el pobre y siempre iba dando el cante por la calle. Un típico friki del pueblo del que todo el mundo se ríe: vamos, lo que en mi región se llama un "xelebre". Además el chico al ser retrasado tenía problemas con su sentido de la vergüenza, y lo mismo podía ponerse a gritar, o dar golpes al mobiliario urbano -farolas, semáforos,… y llegaba a romperlos, tenía mucha fuerza-, o empezar a masturbarse en mitad de la calle (la verdad es que el pobre estaba bastante salido). Si era difícil superar lo de Venancio, Pedro había conseguido superarse con la elección de Rafa. El muy cabrón sabía a quién elegir para mantenerme subordinada a su juego cruel, un ...
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