Mi historia con una mujer maltratada (12)
Fecha: 27/02/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: Tmy456, Fuente: CuentoRelatos
... vida, todo a una pared.
Por favor, no te vayas de este mundo,
por lo menos no sin mí, por lo menos no sin mí, por lo menos… no… sin… mí…
En la última parte del canto se me quebraba la voz y a veces le pifiaba a alguna que otra nota, pero la intención siempre estaba ahí. Terminé de tocar y tenía las manos hechas bosta. Yo acostumbraba a tocar con púa, por lo tanto, luego de esa sesión intensa, me quedaron las manos adoloridas no, lo siguiente. Mi dedo gordo estaba rojo, así que imagínense lo que me dolía.
—Bueno... Ahí está.
—¿Te digo la posta? Vos deberías ser cantante.
—¿Ah sí?, dije con una risa nerviosa.
—Sí, tenés una muy linda voz y una habilidad con la guitarra que nunca había visto en nadie.
—En la última parte me caí un poco a pedazos. Y le erré a una que otra nota. Lo improvisé todo.
—Está perfecto, quedate tranquilo. Para ser tu primera vez tampoco estuvo tan mal. ¿Si la canción tuviera un nombre... cuál sería?
—Anen, eterno amor.
—Ay, ¡qué lindo!
—Sí.
—¿No estás pensando en sacar un disco?
—Jajajajajaja, no no no no.
Ya cuando pasaba el dedo gordo por el mástil sentía algo rasposo, volví a pasarlo y me di cuenta de algo. Di vuelta la guitarra y vi marcado un nombre en la madera de tilo, como si alguien hubiera agarrado un cuchillo o algún elemento punzante y transcrito: 'Gerard Harboure', era su apellido, el de mi novia, me refiero. Ese alguien que había escrito el mástil de la guitarra era su padre. La guitarra era de ...
... su viejo. Cuando le pregunté por el nombre, me dijo:
—Es... bah... era... de mi viejo. Me acuerdo que cuando él tocaba, yo me sentaba a escucharlo nada más y veía como movía las cuerdas. Me encantaba verlo tocar. Siempre quise preguntarle si me podía enseñar, pero me daba miedo hacerlo. Quería a esta guitarra más que a mí y a mi vieja juntas.
—Pero cuando él murió...
—Esa magia desapareció. Desde los 19 años quedé varada como un barco en medio del océano. Y esa guitarra se olvidó en mi mente, hasta ahora que recordé cuando me contaste que vos tocabas.
—Nunca experimenté nada así.
—¿Nada como qué?
—Perder a mis viejos.
—Y espero que jamás lo tengas que experimentar.
—En fin... yo... estoy seguro de que él... estaría muy orgulloso de todo lo que lograste. Que en paz descanse, por cierto.
—¿Qué logré?
—Vivir dignamente y no en la calle, tener un buen novio, ese tipo de cosas.
—Sí, bueno...
—Me sorprende.
—¿Eh?
—No, digo... Me sorprende que me hayas prestado algo que le pertenecía a tu papá. ¿Cómo era él?
—Era muy reservado conmigo, pero nunca dejó que me faltara nada. Apuesto lo que sea a que le hubieras caído bien.
—Sí, ojalá haber podido conocerlo. Y a mi posible suegra igual.
—...
—...
—Te la regalo.
—No... Yo no... No puedo aceptarla.
—Tenéla, ¿para que la quiero yo?
—¿No te importa en lo más mínimo tener un recuerdo de tu viejo?
—No, para mí no es más que un pedazo de madera con 6 cuerdas. A parte yo no sé ...