El vecino ardiente
Fecha: 29/02/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Jose Caeli, Fuente: CuentoRelatos
Continuación del relato "Con el vecino".
Es hermoso, en serio te encanta. Cabello oscuro despeinado, bronceado, ojos negros brillantes, una sonrisa para hacerte sentir débil en las rodillas y un cuerpo atlético. Desafortunadamente, lo sabe, pero supones que tendría que ser bastante estúpido para no notar el efecto que tiene en las mujeres.
Es tu vecino, pero no el tipo de vecino ignorante, vulgar y escandaloso. Es un vecino inteligente, articulado y elegante con un vocabulario bastante refinado.
Han coqueteado durante meses, desde su frustrado encuentro en la azotea del edificio donde viven. Buscaste con impaciencia una oportunidad, hasta que tu propio marido la ocasionó: necesitaba pintar la cocina, pero él no podía hacerlo ni tampoco quiere tener extraños en el departamento.
Entonces sugeriste que tu ardiente vecino puede hacer el trabajo que tu marido no quiere.
Cuando fueron a proponer el trabajo el vecino dudo un poco, pero aceptó cuando te llevaste tu mano a tu entrepierna discretamente. Pintar una cocina no es difícil, para eso están los tutoriales en video.
Tu marido propuso el día para llevar a los niños al parque y después al cine, aceptaste fingiendo molestia por tener que quedarte a supervisar al vecino, pero por dentro te estabas quemando de placer.
Llegó el día.
Lo estás esperando en la cocina del departamento, una bata de seda gris te cubre modestamente y debajo no llevas nada más que medias negras y un par de braguitas de encaje ...
... transparentes. Ah, y unos tacones altos.
Tomas una copa de vino para calmar tus nervios, pero realmente no parece ayudar. Hay un nudo en tu estómago y un hormigueo entre tus muslos que nada puede controlar. ¡Haz esperado esto durante tanto tiempo que casi tienes miedo de que sea un anticlímax!
Intentas ocuparte poniendo música, cerrando cortinas, sirviendo otra copa de vino y no escuchas la puerta del departamento abrirse, ni sus pasos acercándose, así que saltas cuando de repente sientes su mano ahuecando tu trasero a través de la seda y su boca en tu cuello.
Estás tan nerviosa que olvidaste cerrar correctamente la puerta, ya está aquí tu vecino hermoso detrás de ti.
Lo siguiente que hace es quitarte la bata de los hombros para que caiga al suelo en un charco de sedosa suavidad. Te sientes tan expuesta ahora, desnuda solo con tacones altos, medias y unas pequeñas bragas que apenas te quedan. Sus manos frías y ligeramente ásperas acarician tu piel, se deslizan sobre tus hombros y tus brazos, poniéndote la piel de gallina y haciendo que tus pezones se endurezcan aún más. Y luego su boca, cálida y suave plantan suaves besos en tu hombro, mordisqueando y lamiendo.
Gimes.
Y te inclinas hacia él, temblando con los abrumadores sentimientos de lujuria que están inundando tu cuerpo. Te dice que no me muevas y tú obedeces quedando ahí respirando por la nariz, con los ojos cerrados, agarrando la superficie de la mesa de cocina en un esfuerzo por calmarte.
Por un momento ...