Mi primera infidelidad con Javier
Fecha: 05/03/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: AlonsoLima, Fuente: CuentoRelatos
Estaba disfrutando lo grande que era. Sentía cada centímetro de la gruesa verga de Javier entrar en mi coño. Me ardía y dolía un poco, tras tantos años de sexo sólo con mi esposo y su verga minúscula. Pero el placer era mayor, cada vez mayor, que el ardor y el dolor. Sentirme poseída por un macho así, rudo y directo, me estaba derritiendo.
Por varios años me había resistido a las tentaciones. Quise ser una esposa leal y fiel. Pero cada día que pasaba mis calores internos me iban derrotando. Finalmente, encontré a Javier en una cafetería. Lo conocía de mis años de universidad, habíamos tenido unas semanas, en aquellos años lejanos, de sexo delicioso. Pero Javier era un lobo y tras saciarse conmigo buscó otras ovejitas.
No me di cuenta de su presencia hasta que se acercó a la mesa y me saludó. Yo tomaba un café con una amiga. Para él, ella no existía y eso aceleró mi corazón y me humedeció el coño. Por un par de minutos fuimos sólo los dos, sin que mi amiga estuviera presente. Quedamos en tomar un café juntos y se fue. Mi amiga, me miró y me dijo ¿Qué fue eso? En ese momento yo sabía que terminaría en la cama. Estoy segura que mi amiga lo sabía también. No fue indiscreta y seguimos conversando de trivialidades y chismes del barrio.
Llegué a la cafetería donde había quedado con Javier con el vestido más ligero que tenía y la tanga más sexy que había en el armario. Justo un regalo de mi esposo y creí que era el momento perfecto para estrenarla.
Javier me esperaba ...
... en una mesa, pero al verme llegar, se levantó y me indicó para salir. En la vereda me dijo sin preámbulos, “Marta te quiero coger”. Yo también quería. Sabía bien lo perfecto que era en la cama y sólo le respondí “vamos”.
Cuando, en un tierno misionero, ya me había metido toda su verga, se quedó quieto un momento. Me dijo al oído que “no me recordaba tan estrecha”. Luego me preguntó ¿Sólo coges con tu esposo? Cuando le dije que sí, que era mujer de un solo hombre, de mi esposo, pero que me había vuelto loca al verlo. Me miró, no dijo nada y comenzó a moverse.
Javier se mueve como pocos. No podría describirlo. El contorneo de sus caderas me hace sentir su verga en todos los sentidos y direcciones, ese vaivén rítmico en todas las direcciones me hace llegar demasiado rápido, seguro el tamaño de su verga ayuda y mucho, pero tenerla grande y saberla mover es una virtud que pocos tienen.
Cuando tuve el primer orgasmo Javier me preguntó ¿llegas así con tu esposo? Le respondí entre gemidos que no, que nunca, que jamás. Que con él siempre fue genial e inigualable.
Siguió moviéndose. Y poco a poco sin sacarla, me fue acomodando en perrito. Era un genio en eso, siempre sabía cómo ir avanzando sin necesidad de sacarla y cortar el momento. Al verme en perrito me dijo “te ha crecido el culo, eres toda una mujer bien casada” y siguió entrando en mi hasta que tuve un nuevo orgasmo.
Con su maestría genial siguió moviéndome. Yo me dejaba llevar por sus manos y sus piernas. De ...