El club de dominación
Fecha: 19/03/2024,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: elzorro, Fuente: CuentoRelatos
Ha pasado un año desde que me apunte a una aplicación de citas para hacer el amor. Al principio me costo dar con la tecla y pasaban semanas hasta conseguir que una chica me aceptase. Luego el procedimiento era bastante rutinario. Un par de bebidas en el bar o cena para dos, algunos cumplidos, muestras de generosidad e invitación a tomar algo en casa.
Mi apartamento no era muy grande, pero tenía un salón amplio, un dormitorio decente y el plus que da la limpieza y la decoración abstracta con gusto. La semana pasada lo hice con Amaya. Pelirroja de cabello largo y rizado que hablaba mucho. Nos quitamos la ropa a los quince minutos. Un poco de sexo oral por turnos, primero jugué con los pelillos de su pubis pasando la lengua por su sexo hasta hacerla gritar. Luego, ella se ocupó de mi pene con gran entusiasmo y mucha saliva.
Nos besamos durante un rato con pasión.
Luego todo discurrió con naturalidad. Amaya se puso a cuatro patas sobre la cama y volviendo su rostro me pidió que la, con perdón, "follase".
Mi miembro estaba preparado y se deslizó con facilidad dentro de su vagina. Todo fue muy rápido. El orgasmo, sus placenteras convulsiones mientras mi cuerpo yacía sobre el suyo y el semen blanquecino resbalaba por su espalda.
Todo bien la verdad y sin embargo no estaba satisfecho. Quizás me molestó que se fuese diez minutos después sin dar las gracias. Quizás me incomodó que todo aquello no hubiese sido más que un intercambio de fluidos, una carrera que Amaya ...
... parecía correr todos los días. "¿Amaya? ¿Sería ese su nombre o también formaría parte de la farsa?"
Hace tres días tuve una idea. Formar un club con las vecinas de mi bloque. Bien es cierto que algunas casi me doblan la edad, que la chica de enfrente tiene poca carne y el culo plano y que las del tercero están casadas. Pero eso da igual, de hecho añadía más morbo al tema. Quería sexo, pero no buscaba amor o cariño, sino más bien probar algo nuevo, algo que despertase mis instintos. Las novelas estaban ahí, un hombre guapo con gustos oscuros, un chico malo que quería atarlas y dominarlas. Todo eso era una novela, una novela que yo convertiría en realidad.
El lunes nos reunimos en mi casa, vinieron cuatro. Hablamos de los libros, del sexo, de la dominación y esa misma tarde fundamos el club. Todas se apuntaron y dieron su consentimiento por escrito.
El martes cité vía whatsapp a Julia, una de las casadas. Rolliza, pelo corto, pechos contundentes y trasero generoso. El mensaje corto y directo, una hora, una orden.
Llegó un minuto tarde a mi piso y se lo reproché. Se la veía nerviosa y excitada. Pantalones y camiseta holgadas, sandalias y maquillaje. No estaba mal.
Le ordené quitarse la ropa de cintura para arriba. Luego la esposé y comencé a acariciar sus tetas. La pellizqué un pezón con cierta fuerza y le dí un cachete suave.
- mereces un castigo. Acompáñame a la habitación.
Julia me siguió docilmente y siguiendo mis indicaciones se dejó caer sobre la cama. Le ...