1. La visita de Matías


    Fecha: 23/03/2024, Categorías: Infidelidad Autor: Bellota D I, Fuente: CuentoRelatos

    ... de mi orgasmo suspendido, gemía y movía las caderas como un animal en celo. Dejó de mamarme y volvió a mirarme a los ojos para disfrutar de su momento favorito. Sin mover sus dedos, presionó fuertemente mi clítoris con su pulgar, como si tratara de juntarlo con los dedos que me tenía metidos. Mi gemido largo y ronco resonó en el baño mientras mi concha se contraía sobre su mano.
    
    Cerré los ojos unos segundos para recuperar. Matías me besó con ternura, feliz de haberme dado un placer tan intenso, pero más arrecho que nunca.
    
    —Qué rico, Sandra, me encanta cuando te vienes —me dijo mientras se arrodillaba entre mis piernas y se acercaba de mi sexo. —Te quiero lamer todita.
    
    Hundió su cara entre mis piernas y empezó a lamerme con aplicación. Al mismo tiempo, abrió el cierre de su pantalón para liberar su verga, dura y tensa, y masturbarse lentamente. Matías podía quedarse así durante largos minutos, saboreándome como si fuera una golosina deliciosa. Acerqué mi pie de su sexo para acariciarlo. Gimió y soltó su verga, le excitaba mucho que le tocara el sexo con los pies. Suavemente, paseaba a lo largo de su verga con indolencia, de abajo hacia arriba, presionando un poco, para que se quede con una sensación de masturbación frustrada. Me lamía más rápidamente y sentí que podía venirme de nuevo bajo su lengua. Mis suspiros se aceleraron cuando concentró sus amplios lenguazos sobre mi clítoris. Le agarré la cabeza para pegarlo a mi sexo y presioné su verga más fuerte con mi ...
    ... pie. Su gemido ahogado fue la chispa que volvió a hacerme perder el control. Me penetró con su lengua y me vine sobándome en su cara con espasmos incontrolables.
    
    Esta vez, no me dejó mucho tiempo para recuperarme, se paró en seguida y se quitó la ropa con apuros. No aguantaba más las ganas de metérmela. Me dio la mano para que me levantara y se puso detrás de mí, besándome la nuca vorazmente. Me apoyé en el lavatorio, arqueándome para presentarle mi culo. Nuestras miradas se encontraron en el gran espejo que estaba de frente a nosotros y me penetró de una vez, deslizándose en mi concha sin ninguna pena. Me miraba con morbo, le encantaba verme así cuando me la metía, con mis piernas largas, mis muslos firmes y redonditos, abiertos y tensos, mi concha llenada por su verga, mis tetas que saltaban al ritmo de sus movimientos de caderas, mi boca abierta y mis ojos clavados en los suyos. Me agarraba una teta con fuerza mientras su otra mano había bajado hasta mi sexo para agregar las caricias a la delicia de su penetración. Su verga dura, cuyas fotos y videos me habían acompañado para tantos orgasmos solitarios, por fin iba y venía dentro de mí y, como siempre, me llenaba totalmente. Soltó mi concha y acercó de mi boca los dedos que le había empapado. Sin dejar de mirarlo, me puse a lamerlos y chuparlos. Sus movimientos se aceleraron, lo escuchaba gemir en mi espalda, al verme así de zorra, sacando mi lengua para lamer sus dedos llenos de mi propio jugo, le costaba contener la ola ...