La visita de Matías
Fecha: 23/03/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Bellota D I, Fuente: CuentoRelatos
... fuerte, cerré los ojos para disfrutar plenamente de la sensación de su leche cálida y espesa que brotó en abundancia en mis mejillas, en mis parpados y que sentí caer en mi lengua. Me vine al instante, apretando mi concha con fuerza.
Matías se sentó en el piso y agarró la toalla que había dejado caer para limpiarme la cara. Nos besamos, sonriendo.
—Tomaremos otra copita de vino ¿no? —le pregunté.
El fin de semana se anunciaba bajo con los mejores auspicios. —Sandra, soy yo.
Me quedé con el interfono en la mano, incapaz de pronunciar la menor palabra. Una ola de calor me envolvió brutalmente, subiendo de mis piernas hacia mis hombros.
Cuando Matías había dicho que me visitaría en Zúrich, no le había creído ni un segundo. Sin embargo, le había dejado mi dirección en un post-it cuando nos habíamos vuelto a encontrar en Santiago. Era más bien para no ofenderlo al insinuar que nunca iba a viajar Suiza que por pensar que un día lo iba a encontrar, bajo su eterna gorra negra, en la entrada del edificio donde yo vivía.
—¿Me abres?
Matías era mi ex. Lo había conocido la primera semana de intercambio universitario en Chile de mi máster. Habíamos compartido una mesa de laboratorio, unas cervezas, una cama, y finalmente un pequeño estudio. Había regresado a Suiza al final del año universitario y habíamos tenido la lucidez de abandonar el proyecto de dejar de querernos. Años después, y a pesar de habernos casado cada uno por su lado, nos seguíamos deseando con furia. ...
... En secreto, nos mandábamos fotos y videos excitantes y no perdíamos una ocasión de masturbarnos juntos a distancia, calentándonos con mensajes y audios. Solíamos acompañarnos hacia el orgasmo con una videollamada, disfrutando de vernos venir bajo todos los ángulos. Cada vez que compraba ropa interior nueva, regresaba apurada a casa para sacarme fotos y mandárselas. Nunca demoraba mucho antes de contestarme con una foto de la erección que le había provocado la vista de mi culo, que las pequeñas piezas de encaje que elegía no ocultaban para nada. Yo la recibía con mucha satisfacción y a menudo empezaba a tocarme llevando mis nuevos atuendos. Lo que más me gustaba era cuando sacaba una foto al bulto que tenía en su entrepierna mientras estaba en su escritorio, en la oficina donde trabajaba. Me excitaba mucho saber que tenía que aguantar sus ganas y esperar que sus colegas salieran a almorzar para ir al baño y pajearse frenéticamente como un adolescente frustrado. A veces me mandaba videos de cuando se venía. Guardaba las preciosas imágenes del semen choreando a lo largo de su verga, siempre acompañadas por su delicioso suspiro de alivio, y las miraba en el preciso momento de venirme cuando me masturbaba. Matías era mi inspiración infalible y mi detonante favorito.
Hacía unos meses, había tenido que viajar a Santiago para coordinar un proyecto de investigación internacional en biología. Menos de dos horas después del aterrizaje de mi avión, estábamos tirando en el piso de la ...