1. Con el que sea...


    Fecha: 26/03/2024, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    ... zafar de sus garras. Pero ella se deleitaba con esto y para nada se contrariaba con los comportamientos de aquel. ¡Oye! exclamó aquel cuando ella vociferaba a todo volumen, te quiero penetrar por detrás. Y ella, de inmediato, respondió a su pedido, disponiéndose para que su pareja la accediera desde atrás.
    
    El tipo, sin demora, se acomodó para penetrarla, tal como quería, haciendo gala ante mí del tamaño del miembro que iba a colocar dentro del cuerpo de mi mujer. Mi mujer se percibía muy vulnerable ante aquel grandulón. Y mucho morbo me dio cuando la empezó a penetrar. Mi mujer parecía estar a gusto. Y yo pensaba que aquello le debía doler o incomodar. Pero, ¡no! Ella estaba encantada. Aquel pene la invadía por completo y le generaba el placer que seguramente ella esperaba. Así que su macho, sintiéndose plenamente aceptado, empezó a saciar sus necesidades a placer con el cuerpo de ella.
    
    Bombeó y bombeó dentro de ella, quien rápidamente entró en sintonía con las embestidas masculinas, gimiendo y gimiendo cada vez más fuerte. El tipo acariciaba las tetas de mi mujer mientras la metía y sacaba su miembro, cada vez con más intensidad. ...
    ... Dale, dale, gemía ella. ¡Qué rico! Así que él, envalentonado con sus palabras, la sacudió a placer hasta que más no pudo. Tiró y tiró de ella hasta que alcanzó su máximo placer. Ella lo percibió y también experimento su orgasmo en simultáneo.
    
    Aquel, ya satisfechos sus apetitos, simplemente sacó su pene y se dirigió al baño, tomando su ropa. Mi esposa, mientras tanto, quedó tumbada en la cama, reponiéndose de las sensaciones que el contacto con aquel hombre había experimentado. Su sexo siguió palpitando unos instantes más. Ese inmenso pene había cumplido el propósito que ella tenía aquella noche. Tenía que saciar sus impulsos como fuera, con el que apareciera, y el tipo aquel había sido el medio perfecto para lograrlo.
    
    El hombre salió del baño, ya vestido, y, sin protocolo alguno, simplemente se despidió dando las gracias. Estuvo rico, dijo. Que se repita. Pero, hablando con ella después, comentó que no habían intercambiado números de teléfono, lo que significaba que muy seguramente no lo volveríamos a ver. Perfecto, pensé. Bueno, ¿y que tal estuvo? Muy intenso, contestó. Gracias. Tenía que hacerlo, con el que fuera. Ya estoy mejor… 
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