1. He visto a Verónica


    Fecha: 03/04/2024, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Havelass, Fuente: CuentoRelatos

    ... dinero, y, bueno, trabajar de limpiadora por casi 2.000 euros al mes es un chollo, y solo tiene que abrirse de piernas cuando se lo piden, que no son muchas veces siendo su jefe un abuelo. Su jefe la llama a su oficina. Le dice: "Verónica me he empalmado", y se baja los pantalones y el calzón para mostrar el asunto. Verónica mira su polla, tan deformada y venosa, después mira la cara de tonto que se le pone a su jefe en ese trance. Al principio, le pajea, por ver si se corre pronto y no tiene que aguantar el peso y la saliva de ese hombre. Sin embargo, no lo consigue; así que se quita el uniforme y se tumba bocarriba sobre el sofá de la oficina. "Verónica, qué buena estás", dice su jefe mientras va acoplándose entre las piernas de Verónica, entre sus maduros muslos y le mete la polla con fuerza. "Oohh", se ahoga su jefe, "Oohh, ooh". Ella quiere que termine, y gime dulcemente: "Ah, ah, a-ah, a-a-ah". Como su jefe no usa condón, Verónica siente la tibieza del semen en su seno, entonces se relaja. Y piensa en el dinero.
    
    He vuelto a ver a Verónica. Me gusta Verónica más que mi mujer. Me la ...
    ... imagino desnuda y me empalmo. No obstante, mi mujer es bella. Mi mujer es rubia, tiene los ojos azules; es bajita, delgada. Mi mujer tiene las tetas muy grandes: se las operó cuando era joven, antes de estar conmigo, por darse ese capricho. Hay noches en que meto mi polla entre sus tetas y me corro ahí, en la canal; a mi mujer le gusta. También le gusta que le folle la boca, tiene orgasmos, como si su clítoris estuviese en la campanilla de su garganta. "Ay, Juan, qué bien cuando me follas la boca", me dice.
    
    "Ah, a-ah, a-ah, Juan, sigue, sigue, más, más, ah, a-ah, aaahhh". Verónica se ha corrido. He ido a verla al portal donde la he visto limpiando, hemos entrado en el cuartillo estrecho donde se guardan los utensilios y los productos para la limpieza y hemos follado. Le he bajado la cremallera que tiene detrás el uniforme, la he dejado desnuda y, apoyada su espalda y su culo contra la pared, le he levantado los muslos con mis antebrazos para poder separarlos y la he penetrado: "Oh, Verónica, lo estaba deseando", le he dicho con mi boca pegada a su oreja; "Ah y yo, y yo", ha suspirado Verónica. 
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