Mis odiosas hijastras (9)
Fecha: 03/04/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos
Salí al patio de afuera, para tomar aire y meditar un poco. Sami me había dejado confundido. O, mejor dicho, alarmado. Muy alarmado. Desde hacía rato tenía el presentimiento de que algo no andaba bien con las actitudes de mis hijastras. En menos de veinticuatro horas nuestra relación había evolucionado demasiado. Incluso Valentina, que era con la que peor me llevaba, terminó por aceptar compartir momentos como el pijama party conmigo. Y ya había tenido un acercamiento físico con dos de ellas. Todo era demasiado bueno para ser cierto. Y ahora lo que había sucedido con Sami terminaba de convencerme de que, en efecto, las cosas no eran tan buenas como yo creía que eran.
Había estado tan eufórico, sediento de lujuria como si fuera un adolescente en su viaje de egresados, que no me había puesto a analizar lo suficiente la situación. Me había dejado engañar por la juventud de mis hijastras. Ellas eran muy chicas, y como mujeres hermosas que eran, podían darse el gusto de ser exageradamente volátiles en su actitud. Si bien mi instinto me había hecho actuar con cierto recelo en muchas oportunidades, nunca había pensado seriamente en que realmente estaba siendo un títere de esas mocosas malcriadas.
Para empezar, ni Agos ni Valu se habían decidido a acostarse conmigo. Y quien quiera que fuera la que me había practicado la mamada, seguía escondida en el anonimato que le había dado la oscuridad. Ahora todo parecía tratarse de un cruel juego de esas pendejas. Incluso Sami estaba ...
... involucrada, aunque ella había tenido la deferencia de tirarme pistas en más de una ocasión. ¿Tantas eran sus ganas de que me fuera de sus vidas? Si la cosa era así, ya no tenía nada que hacer en esa casa. Ya no solo Mariel me había corneado, sino que ahora quedaría como un acosador, o en el mejor de los casos, como un infiel.
Las pendejas habían movido muy bien sus fichas. Primero habían esperado al momento justo, en donde se vieran obligadas a pasar un tiempo conmigo. Ese fin de semana en donde Mariel estaba ausente era, por sí mismo, ideal. Pero las condiciones meteorológicas habían contribuido a que todo saliera a la perfección para esas mocosas. Estábamos obligados no solo a permanecer bajo el mismo techo durante toda la tarde, sino que, como no contábamos con la distracción de la televisión e internet, nos veíamos obligados a pasar el tiempo juntos. Luego se ocuparon de hacerme saber de la infidelidad de Mariel, cosa que bajaba mis defensas muchísimo más que en una situación normal. Ya de por sí era difícil vivir con tres pendejas que te calentaban la pava en todo momento, pero si encima sabías que tu pareja te acababa de ser infiel, y a eso sumarle que probablemente en ese mismo momento también lo estaría siendo, cualquier límite ético que me había autoimpuesto se habría roto.
Una brisa fría se metió por adentro de mi remera, y un escalofrío recorrió mi cuerpo, no tanto producto del frescor sino del temor a haber cometido el peor de mis errores.
De repente me ...