Otra hazaña sexual de mi mujer en el Caribe (parte 7)
Fecha: 05/04/2024,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Dayenorius1, Fuente: CuentoRelatos
... mientras me dilataba. Cuando contraía y soltaba era la señal para que me metiese otro par de centímetros de su pija hasta que la tuve toda adentro. Me tragué el tronco del gimiente Andy y bajé a lamer sus huevos con avidez, bufando y resoplando de gusto. Empecé a menearme para que Coqui me cogiera, lo que hizo con dedicación y empeño.
Más me embestía, más pija del canadiense me comía. Varios minutos estuvimos en ese trabajo hasta que Coqui tensó su cuerpo, suspiró fuerte y yo empujé mi culo bien para atrás para no perderme una gota de su leche, logrando que derramara en mi interior varios chorros de esperma.
Estaba enloqueciendo de placer con la pija morena y aún parada dentro de mi culo, que motivaba más embestidas de mi parte hacia atrás y mamadas con furor al miembro húmedo de Andy, hasta que Coqui comenzó aflojarse y retirarse de mi interior. Tenía al camarero a punto de caramelo, así que me relajé, de a poco dejé de chuparle la pija, me levanté para sacarme del todo la bermuda, me puse de espaldas a él y ...
... apoyándome en sus piernas, me fui sentando sobre su pija chorreante de pre seminal, que entró en mi culo como un cuchillo caliente corta la mantequilla.
Empecé a menearme enloquecido con esa pija joven y palpitante dentro de mi ano, deteniéndome cada tanto para que durara, mientras Andy alzaba sus caderas para empalarme más a fondo. Se acercó Cuqui, ya con las bermudas puestas, me dio un tremendo morreo que me llevó a las nubes y se agachó a chuparme la pija invicta hasta ese momento.
Aceleré mis meneos, Andy alzó más sus caderas, sentí como llegaba a mi punto G varias veces, disfrutaba de la mamada a fondo de Coqui y tras cinco minutos de placer descomunal sentí como Andy se corría de nuevo, pero esta vez en mi culo y yo eyaculé toda mi leche en la boca de Coqui, que no desperdició ni una gota, se la tragó y lamió hasta la última.
Nos relajamos un par de minutos, exhaustos y transpirados, cuando escuchamos vítores, alaridos y aplausos que llegaban del corro. Mi insaciable mujer habría logrado alguna otra hazaña, seguramente.