Mi enorme primera vez
Fecha: 11/04/2024,
Categorías:
Sexo Oral
Autor: Lady S, Fuente: CuentoRelatos
... que es que un hombre disfrute por nuestra culpa.» El placer es doble, porque estamos comiendo saciando nuestra hambre y a la vez es como si pusieran tu tema de música preferido.
Finalmente, después de saborear a penas una cuarta parte de todo lo que traía entre sus piernas. Siempre tuve cierta facilidad para la garganta profunda, así que quería intentarlo.
Así lentamente iba comiendo cada vez más, saqué una de mis manos y fui deslizando mi cabeza hacia la dirección de su miembro, podía sentir como su glande caliente comenzaba a llegar hasta mi campanilla. Cuanto más bajaba, él hacia un gemido ligeramente más sonoro, eso me intensificaba por 10 las ganas de que entrase completa, así que respiré lo más profundo que pude.
Ya con mi garganta humedecida «y otras partes también» abrí mi boca sosteniéndosela desde la base y con la única finalidad de que mi nariz tocase su pelvis comencé a bajar con toda la fuerza que podía hacer mi cuello.
Su miembro comenzó a ingresar poco a poco en mi boca, cada intento entraba más, era gruesa pero no lo suficiente y «por suerte, tengo la boca algo grande», pero el problema era que, al pasar la campanilla, las arcadas comenzaban a hacerse presentes. Al meter algo tieso y venoso por más mojado, caliente y húmedo este, la garganta duele.
Aun así, es la cúspide de mi morbo sobre el sexo oral «que yo tengo al menos» no significa que no sea difícil ni doloroso. Pero cuanto más me costaba, más lo intentaba. Su miembro cada vez ingresaba ...
... más profundo, y… lo que más me impulsaba eran sus quejidos, como hasta sus dedos me presionaban en la cabeza u hombros, cada vez que mi nariz estaba más cerca de su pelvis.
Mi estómago me presionaba tratando de forzar las arcadas, mi cuerpo entero rechazaba la idea de que algo del tamaño de mi antebrazo me lo siguiera metiendo por la boca.
Tomaba ciertas pausas para respirar y toser para volver a intentarlo, mis ojos se tornaban casi blancos por cada intento casi exitoso, además de lagrimear constantemente. También mi nariz estaba ligeramente tapada y mi boca producía cantidades de saliva inmensas que se mezclaban con todo el «juguito salado» que salía de delicioso glande.
En un momento se levantó.
Ya de pie, me agarró del cabello con una mano sosteniéndolo por completo y «estirándolo un poco» con cierta brusquedad, me alejo y sacándome las manos como si tratase de decir que no las usara. Yo lo observé por un segundo, sonreí, mi lengua se escapó de la boca, respirando profundamente como si lo invitase a que él intentase de que todo eso que tenía ahí, se desapareciera en mi cuello, en ese momento se transformó en mi dueño.
— ¿Lista? —preguntó rozándomela punta en los labios.
— Ajá —contesté apenas y viéndolo con insaciable lujuria.
Comenzó a empujar levemente y para ayudar, me sostuve de sus piernas con ambas manos, agarrándolo casi de sus glúteos «por cierto bastante bien formados». Pero en vez de hacer fuerza para que no entrase tan de golpe, me arriesgué ...