Nuestra tarde de verano
Fecha: 19/04/2024,
Categorías:
Sexo Oral
Autor: Tristante, Fuente: CuentoRelatos
Es sábado por la tarde, del inicio del verano, pero con un calor que ya invade la ciudad. Hemos hablado por teléfono, apenas dos minutos. Las infinitas ganas de vernos no parecen caber en el wi-fi. Por eso quizás has aceptado que propusiera recogerte en apenas media hora. Poco tiempo para que una mujer se arregle; y demasiado para que quepa en mi impaciencia.
Imprudentemente, paso por ti cinco minutos antes de la hora acordada; y eres increíblemente puntual. Apenas me haces esperar dos minutos y te veo salir de casa. Pero la puntualidad queda en nada cuando te veo cruzar la calle hacia mi coche. Vistes una falda larga no ajustada, de flores y una blusa de color rosa pastel. Tus rubios cabellos reflejan el sol de la tarde haciéndola más brillante, y tu sonrisa se adueña de toda la calle.
Subes al coche, me miras y, traviesa, me guiñas un ojo. Me preguntas qué me pasa y me despiertas del shock. Sólo acierto a contestarte que acabo de ver un ángel y todavía no he reaccionado. Ríes sonoramente inclinando tu cabeza hacia atrás, y llenas de música tanto el interior del coche como el de mi alma. Mis ojos quedan prendidos en tus rojos labios.
Apenas me repongo, te consigo decir que me pidas donde te apetece que vayamos. Pero sólo llegas a quejarte de tanto calor que hace. Te propongo una tarde de cine. El aire acondicionado nos ayudará a soportar cómodamente la tarde. Me preguntas qué película vamos a ver. Y te contesto que no lo sé, pero que sí sé lo que no voy a dejar de ...
... mirar.
Tu perfume invade poco a poco el ambiente hasta hacerme respirar un fresco olor de lavanda sobre tierra mojada. El viaje se hace corto, y no porque conduzca rápido, como suelo hacer, sino porque no tengo ganas de llegar y dejar de sentirme así.
Llegamos al cine, ningún título nos suena, pero qué más da. Mi mente empieza a elucubrar…, no, sigue elucubrando, y ya lleva rato haciéndolo… Una película de actores poco conocidos y de un tema pasado de moda es, sin duda, la mejor opción para vivir una tarde en la que sólo importemos nosotros.
Por suerte la sesión empieza en menos de diez minutos, compro las entradas y nos metemos en la sala. Apenas no más de ocho personas en toda la sala. No miro los números de las filas ni los de los asientos que nos han dado; da igual, de la mano vamos hacia la parte más atrás de la sala.
Dos filas más atrás, un poco alejados a nuestra izquierda queda una pareja de ancianos. El resto de espectadores quedan bastante más adelante.
No has dejado de sonreír en ningún momento. Te siento exultante, yo diría que emocionada. Apagan las luces, y te sientas a mi izquierda. Sonriente y feliz te miro, y te beso en la mejilla. Entornas tus ojos y apoyas tu cabeza sobre mi hombro mientras me coges el brazo son tus manos. Eres la pura imagen de la felicidad.
El olor fresco de tu cuerpo que noté en el coche se ha vuelto más fuerte y dulzón. Beso tu cabeza mientras salen los títulos de la película que ya he aceptado que nunca podré contar, ...