1. Nuestra tarde de verano


    Fecha: 19/04/2024, Categorías: Sexo Oral Autor: Tristante, Fuente: CuentoRelatos

    ... porque no le voy a prestar ninguna atención.
    
    Paso mi brazo por encima de tus hombros para acercarte a mi pecho. Ahora tu perfume se hace más penetrante. Mi mano acaricia tu pelo, y la alargo hacia abajo a rozar tu cuello, poniéndote la piel de gallina a la par que mi excitación empieza a hacerse presente.
    
    Levantas tu mirada hacia mí y, tras susurrarte un “hola” con sonrisa incluida, no dudo en besar tu boca, más dulce que la miel.
    
    Mi mano derecha se ha vuelto decidida y valiente y acaricia, sucesivamente, tus pechos, erguidos y firmes, con ambos pezones, ya duros y enhiestos, perfecta muestra de tu creciente excitación.
    
    Un tenue gemido escapa de tu boca, ágilmente atrapado por la mía que, con la lengua, explora todo el espacio desde tus labios hasta tu lengua, silenciándolo.
    
    Mi mano baja a tu cintura agarrándote con más fuerza mientras nuestros labios se funden en un beso interminable, en el que nuestras lenguas bailan completamente abrazadas. Y con un lento pero firme y seguro recorrido, mi mano se aventura por tu ombligo acercándose a tu Monte de Venus. Tu falda de flores se muestra como muro infranqueable, por lo que mi mano decide que será más sencillo y hasta más apetecible ascender desde tus maravillosos muslos.
    
    Mientras con mi lengua acaricio el lóbulo de tu oreja, noto como te vas poniendo más y más cachonda por momentos, por lo que me atrevo a decirte con voz muy baja… “quiero quitarte las bragas…”. Ladeas tu cabeza para mirarme con ojos felinos y ...
    ... decirme, con una pícara sonrisa… “eso no va a poder ser”. Sorprendido, y un poco descolocado, me pones a mil cuando, antes de que pueda ni protestar, me sueltas…”NO llevo bragas…”.
    
    No consigo poder creerme lo que acabo de escuchar, pero ya nada me va a detener, el morbo que destilan tus palabras susurradas me ha hecho perder la cordura y la decencia, por lo que mi mano se apresura a bajar hasta tus piernas, y desde tus rodillas, mis dedos suben por tus muslos en el interior del jardín de flores de tu falda que, inevitablemente, aparto dejando tus piernas al descubierto y… Dios!, tu depilada vagina a mi vista. Siento que me falta hasta la respiración cuando la penumbra que permite la luz de la pantalla me deja ver y adivinar tu sexo, cuya humedad se evidencia en el tacto de mis dedos, que reclaman avanzar hacia su destino.
    
    Alcanzo rápidamente mi meta y comienzo a rozar tu clítoris con mi pulgar mientras dos de mis otros dedos se introducen en tu vagina, quedando completamente mojados. Sentir la humedad de tus calientes flujos pone mi pene al máximo de su dureza, ayudado por las firmes caricias que, sobre el pantalón, le realizas con tu mano derecha.
    
    Tu respiración se acelera y se convierte en jadeos y susurros que apenas pueden simularse en el ruido y las conversaciones de la película que deberíamos estar viendo.
    
    Te me abres de piernas para que mis dedos te penetren con mayor profundidad y aumento enseguida el ritmo con ellos, notando como tu vagina se empieza a ...