Mi prima Teresa
Fecha: 22/04/2024,
Categorías:
Incesto
Autor: Jcasf, Fuente: CuentoRelatos
... familia subieron en los vehículos, yo por mi parte decidí ir caminando, la playa del poblado quedaba apenas a un kilómetro, y el camino estaba lleno de distracciones. De paso me ahorraba el trabajo de montar todas las carpas y sombrillas para el grupo.
—Oye bobo espérame —me dijo Teresa, saliendo de la casa mientras se acomodaba sus sandalias.
—¿Piensas ir caminando?
—No, iré volando —me dijo en tono sarcástico mientras me hacía una mueca.
—La escoba está por allá —le dije, muy serio, ella se acercó y dando un salto me dio un coscorrón, un tanto fuerte. Pero ni sentí el dolor pues ella al saltar y caer hizo que sus ubres rebotaran mucho, como dos balones llenos de agua.
—¡Tonto! ¡el último en llegar a la plaza compra las paletas! —dijo mientras salía corriendo, despertando en mí el niño interior que no veía desde hace mucho.
Ella llevaba la delantera, corría de verdad esforzándose, yo en lo que me fijaba era en los pantalones cortos de tela blanca mi prima que vestía. Mientras ella corría parecía que su ropa se metía más entre sus ahora redonditas nalgas. Sus piernas estaban bronceadas, eran largas y contorneadas. El haber ganado peso le había sentado de maravilla a Teresita.
Cuando faltaba solo una calle para la meta, me adelanté, la pasé y le gané la carrera, deteniéndome a esperarla. Ella agitada me dio un golpe en el pecho mientras se agachaba para recobrar su respiración.
—Tramposo, eso no se vale.
—¡Pero si no hice trampa!
—Me ganaste y ...
... eso es trampa —dijo haciendo otra mueca cerrando un ojo y sacando la lengua— además mentí sobre la apuesta.
—Ya me imaginaba —ella solía hacer eso, poco a poco recordaba sus travesuras, aun así, me había divertido con la carrera.
El pueblo costero bullía de actividad, por la propia temporada que atraía visitantes. Caminamos un poco casi sin hablar, ella se distrajo un rato en una tienda de ropa.
—¿Cuál de estos me quedará mejor? —me preguntó, mostrándome dos bikinis, uno de color azul y de diseño normal, y el otro de color rojo, excesivamente pequeño.
—El azul, porque en rojo no creo que entres —le dije bromeando, aunque me hacía una idea de cómo le quedaría, en su blanca piel, con la parte de la tanga como hilo, y el sujetador sin abarcar sus carnes, mostrando sus pezones.
—Ay Luis eres un tarado —me dijo, volteando hacia la vendedora y cogiendo el azul— me llevaré este, gracias.
Salió de la tienda molesta, mi broma había sido un tanto excesiva, así que caminamos buen trecho sin hablarnos, al final cedí.
—Teresa era una broma, no te molestes porfa.
—Eres un tonto, antes no sabías como tratar a una fina y delicada dama, veo que ahora tampoco.
—Recuerdo que esa fina y delicada dama me ganaba en lucha, y me dejó un poco tonto de tanto golpe en la cabeza.
—¿Solo un poco? —bromeó. Me alegré de sacarla de su enojo.
—¿Qué ha sido de tu vida primita?
—Pues, salí del cole, ingresé a la universidad, ahora estoy a punto de ser ingeniera mecánica —me ...