Perdido en el campo (2)
Fecha: 23/04/2024,
Categorías:
Transexuales
Autor: TACOENCAJ_5, Fuente: CuentoRelatos
... mi cara. Antes de que yo intentara comenzar a chuparla, prácticamente me cogió la boca. La metía con fuerza y creí que me ahogaba. Y si de coger hablamos, el que estaba bebido, se posicionó detrás mío y me metió la pija de un empellón. No era demasiado grande, pero sin lubricación adecuada, me hizo ver estrellas. Ahí estaba yo, ensartado por la boca y el culo, y sin poder escapar. Pero esa imposibilidad de huir se transformó en aceptación y entrega. Aunque me parecía algo anormal, yo comenzaba a disfrutar el momento. Y rápidamente me inundó el placer. Bueno, a decir verdad, también me inundó el semen de los dos tipos.
El que me acabó en la boca se retiró, pero su lugar lo ocupó el que me había cogido. Quería que le limpiara la pija con los labios. Mientras eso hacía, pude ver de reojo que el tercero dejó caer su boxer y peló tremenda pija. Comencé a experimentar un ligero temblor. Esa pija me iba a partir en dos. Pero este tipo resultó un poco más "amable" que sus compañeros. Me llenó el culo de saliva y la fue metiendo de a poco. Y me decía que iba a detenerse cuando me fuera doliendo. Además me trataba distinto. Me decía cosas como "putita linda", "mi amor". En cambio el primero me decía "puto marica" o "mujercito". Y el borracho directamente me trataba de "puto tragaleche". En definitiva con el último gocé más, aunque su pija me hizo doler bastante. Después de ser cogido por los tres, cumplieron su palabra y se fueron. Pero antes me ...
... hicieron la última maldad. Me dejaron la llave del auto colgada de una rama, como a cien metros de donde yo estaba.
No me quedó más remedio que ir a buscarla. Y así tuve que andar por el camino. En pollera medias de nylon y tacos altos. Para colmo la peluca había ido a parar a la zanja y no servía más. A la camisa le faltaban los tres botones superiores, por lo que quedaba el corpiño a la vista. Y no tenía bombacha. Cuando volví al auto me miré en el espejo y tenía el delineador corrido por el llanto. Y a eso debía sumarle que las medias tenían manchas de barro en la parte de las rodillas. En una palabra, estaba hecho una porquería. Solo pude sacar agua del bidón que llevo en el auto, y lavarme un poco la cara, las manos y los brazos. Juré que a partir de ese momento siempre llevaría ropa y calzado masculino en el auto.
Y de Enrique, ni noticias. Por lo tanto, ya un poco más tranquilo, y con la expectativa sexual colmada, decidí volver a mi quinta. Pero lamentablemente el destino siguió jodiendome la existencia. Cuando llegué a la ruta principal me di cuenta que me estaba quedando sin combustible. Y debía parar si o si a cargar. No me podía arriesgar a tener que seguir a pie en las condiciones que yo estaba. El asunto ahora era como presentarme en la estación de servicio. ¿Que iba a pensar el despachador al verme bajar del auto? Pero eso lo dejo para un próximo relato Espero que disfruten leyendo este como con el anterior. Saludos a todos.