1. Un rapidín en el baño


    Fecha: 15/05/2024, Categorías: Incesto Autor: Alessa, Fuente: CuentoRelatos

    Hola soy yo de nuevo Alessandra, en esta ocasión les traigo algo corto pero satisfactorio en mi opinión. Ya saben cómo soy, piel blanca, cabello negro y de cuerpo promedio como todas las mujeres en la treintena.
    
    Después de que mi marido regresara de ese viaje de negocios, la rutina entre mi hijo y yo se volvió un poco más normal a la que estábamos acostumbrados, no podíamos demostrar nuestro amor en la casa con él presente, pasaban los minutos, horas, días y mi marido no nos proporcionaba una oportunidad para tener nuestro momento, al principio podíamos lidiar con la idea de no coger pero realmente quien se rendiría de esos deseos morbosos de ser penetrada por tu propio hijo o en otro caso, de aguantar las ganas de follarte a tu propia madre que luce muy joven para sus 34 años.
    
    Una noche como cualquier otra despierto a las 3 am para ir al baño y pude ver desde el pequeño pasillo cómo mi marido sigue trabajando a esas largas horas de la noche en su estudio, ya que tenía su luz encendida y sin más entro en el baño a realizar mis necesidades pero en eso pienso un poco en esos momentos mágicos dónde estaba siendo penetrada por mi propio hijo, de tan solo pensarlo hice que me mojará un poco pero para mí buena suerte, cuando salía del baño pude encontrarme con mi hijo y es como si nuestras miradas nos delataran, ambos sabíamos muy bien lo que pasaría y más si mi marido se encontraba en su estudio encerrado, no le dirigí la palabra y solo entre de nuevo al baño, dejando la ...
    ... puerta abierta, esperando lo que sea que pueda suceder, él también sabía lo que quería de su madre, entro al baño y comenzó lo que ambos sabíamos que algún día iba a suceder en esta casa, este o no mi marido.
    
    Una vez que entra mi hijo, cierra con cuidado la puerta y le pone seguro, nos abrazamos al principio y con algo de dudas sobre hacerlo o no pero me quito las mismas cuando nos empezamos a besar apasionadamente, unos besos que extrañamos por días, besos en las que nuestras lenguas juegan una con la otra, nuestra oportunidad estaba lista y no había que desperdiciarla, mi hijo lo entendió y me volteo a modo qué yo estuviera de espaldas y empezó a masajear mis tetas, esas tetas un poco pequeñas pero con las cuales su madre lo amamantaba, pero yo también empiezo a darle señales de lo que deseo y empiezo a tocarle la pierna, en eso el me desabrocha mi pijama y revela mis tetas con mi sujetador, me lo quita y me las empieza a morder, chupar, besar y masajear, con eso solo podía gemir, no aguantaba mucho esa sensación extraña de que tú propio hijo te esté haciendo eso con tu cuerpo, aun así también no me deje llevar y empecé a buscar ese bulto que se le resaltaba en su short, él no tenía camisa así que también yo aprovechaba y masajeaba su pene y al mismo tiempo si cuerpo, ambos estábamos excitados con esas caricias y besos, me hacía gemir mucho por lo que hacía con mis tetas, no podía gemir tan alto porque se encontraba abajo mi marido y podría venir a revisar que estaba ...
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