1. Un rapidín en el baño


    Fecha: 15/05/2024, Categorías: Incesto Autor: Alessa, Fuente: CuentoRelatos

    ... sucediendo pero el solo pensar eso hacía que me calentará aún más.
    
    Sin pensarlo 2 veces y con dudas me arrodillé para poder darle una buena mamada a mi hijo, como solo tenía un short, solo fue un moviendo rápido y pude ver esos 17 cm que me vuelven loca, se lo agarré con mi mano derecha, inmediatamente sentí sus pulsaciones en su miembro, comenzaba a ponerse firme, rígido y listo para la acción, mi mano izquierda se fue hacia sus testículos, una se la jalaba y sobaba mientras que con la otra apretaba su bulto, no tardó en ponerse en total erección, un descomunal miembro, grueso, largo, cabezón. No aguantaba más las ganas y comencé a metérmelo en mi boca, sentía que me atragantaba, empecé chupándosela lento, realmente me encantaba su sabor, muchos dicen que no lo tienen pero para mí tenía un sabor exquisito, mi hijo solo podía gemir por tal mamada que le estaba dando, también vi como quería más cuando empujó mi cara más al fondo, quería que se la mamará lo más profundo y rápido, así que le metí empeño, se lo hacía más rápido y hasta al fondo mientras él me tocaba y pellizcaba mis tetas, al final se vino en mi cara y me levanté, me apoye en el lavabo, entreabrió mis piernas, paso sus manos por debajo de ellas y se apropió de mis nalgas, me bajo el pantalón de mi pijama, bajo mis pantys, me miró con una cara que me demostraba el intenso deseo que quería calmar en mí por todo el tiempo que tuvimos que esperar para este momento.
    
    Sentí una presión fuerte en mi sexo, era su ...
    ... pene apuntando directamente en mis labios vaginales, empezó a penetrarme detrás mío, mí respiración me delataba, mis ojos se perdieron cuando sentí a hijo dentro de mi, mi voz estaba entrecortada y sólo se me salían pequeños gemidos que al mismo tiempo tapaba con mi mano para no hacer mucho ruido. Sentí su pene más grueso que de costumbre o solo era yo quien exageraba después de tantos días sin tener intimidad, pero lo que si sabía es que era mejor que la de mi marido, mi hijo continuaba penetrándome de una forma muy desesperada y salvaje, no tuve tiempo de decir nada porque sus manos subieron a mis tetas de nuevo, me las acariciaba, me las apretaba, me las lambía, me manoseaba toda, sin mi permiso, aunque realmente ya no lo necesitaba, pero lo hacía de una forma tan decidida, que yo solo atinaba a dejarme hacer, me tenía sumisa a sus deseos; es mas, estaba sintiendo, suplicando y rogando que me hiciera suya todas las noches de nuevo como esos días en que no estaba mi marido.
    
    Sus besos, sus abrazos, sus caricias me tenían encendida y mi excitación igualaba a la suya, su pene erecto, duro, lo sentía adentro mío, mientras el ritmo de sus embestidas aumentaba, también lo hacían nuestras caricias, nuestros jadeos, quería tenerlo más adentro, sentir como si me rompiera por dentro, cuando me venían los primeros espasmos del orgasmo, él acelero el ritmo, quería que nos corriéramos a la vez y así fue, nos corrimos al mismo tiempo, notaba su leche caliente dentro de mí, eso era lo ...