Unas vacaciones con mis tías (2): Mi tía Candi y la bodega
Fecha: 17/05/2024,
Categorías:
Incesto
Autor: Alfil-1, Fuente: CuentoRelatos
... llegar a las caderas para marcar unos muslos deliciosos que bajaban escondidos bajo la tela para aparecer desnudos y brillantes. Llevaba unas sandalias con tacón que hacían sus piernas más estilizadas.
– Ya me ha dicho Sole que te ha gustado ver dónde jugabas de pequeño.
“Joder, ya iba a empezar el interrogatorio! A ver qué le digo!“.
- Pues sí, la verdad es que recordaba la caseta!
Sin darme cuenta se había abierto la bata y cuando se dio la vuelta pude ver su cuerpo semidesnudo, las tetas, tan solo tapadas por el bikini y el pequeño tanga que cubría el centro de sus muslos. Noté como la polla hacia un intento de enderezarse.
– Lo habéis pasado bien recordando aquellos años?
Me dijo con su voz sensual y una sonrisa que no sabría definir, pero la pregunta estaba clara, Sole le había comentado que habíamos estado follando y ahora quería oírlo de mi boca. Pensé con rapidez para darle una respuesta sutil que no aclarara nada.
– Pues si, ha sido genial la experiencia! Ella me miraba con sus ojos verdes algo felinos pensando la próxima pregunta. Yo no le había constatado que me había follado a Sole aunque tampoco lo había negado con mi respuesta. Se puso una mano en la cadera retirando más la bata para que pudiera ver mejor la tira del tanga rodeando su muslo.
– Te gustaría recordarlo conmigo?
“Diosss, me está diciendo que me la folle claramente!“. Pensé con la obstinación de la lujuria azotando mi mente. Mi miembro había reaccionado en el acto y ...
... noté como el bañador comenzaba a abultarse, algo que produjo un calor sofocante en mis mejillas que parecían arderme. No pensé demasiado, tan solo utilicé sus propias palabras para responder.
– Claro, me encantará recordarlo contigo, tía!
Ella seguía frente a la ventana y con movimientos sensuales acompañados de su sonrisa felina se quitó la bata de forma bastante sexi. Me parecía estar viendo una peli, recostado en el sofá con el vaso en una mano y el otro extendido sobre el respaldo. Mi miembro ya había reaccionado y el bañador parecía una tienda de campaña. Su silueta quedó desnuda, tan solo con el pequeño bikini cubriendo su estupendo cuerpo. Se acercó inclinándose sobre mi cara, me cogió las mejillas con las dos manos y me plantó un suave beso sobre los labios. Sentí el sabor dulce y excitante de los suyos a la vez que se me nublaba la mente. Separó su boca para ver mi cara con la misma sonrisa que lo había hecho unos segundos antes y volvió a repetir el beso, pero ahora su lengua penetró en mi boca y sentí como ese trozo de carne húmedo se retorcía en el interior. Mi polla palpitaba como el corazón de una gacela perseguida por un depredador. Separó sus labios y me ofreció de nuevo su sonrisa felina a escasa distancia. – Ummm, que rico eres Pedrito! Me dijo para después mirar a la tienda de campaña que se había formado en mi regazo.
– Vaya, parece que alguien está llamando a la puerta! Vamos a abrirla a ver qué quiere!
Y tiro del bañador haciendo que mi polla ...