1. Con el hermanastro de mi mama


    Fecha: 21/05/2024, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Me llamo Marcelo, actualmente tengo 20 años, soy delgado, de piel blanca, mido 174, cabello negro y ojos cafés oscuros, esta historia que les voy a contar sucedió hace unos años.
    
    Primero les hablare un poco acerca de mi “tío”, mi bisabuela adopto a Jesús (mi “tío”), porque su mama no tenía los recursos para mantenerlo en esos tiempos, así que mi abuela fie quien crio de él, pero sin alejarlo de su verdadera mama.
    
    El creció junto a mi mama y mi papa ya que todos desde siempre han vivido en la misma calle, por lo que yo crecí viéndolo a él casi a diario, pero nunca lo vi con ojos de deseo hasta que ya estaba en el límite de mi despertar sexual.
    
    Jesús, es un hombre de 45 años, pero en el año en que todo comenzó él tenía 41 años, es de piel más blanca que la mía, mide 173, su aspecto físico es fornido ya que se ejercita casi a diario, su cabello es de color negro y sus ojos son cafés claros.
    
    Todo comenzó en la época más calurosa del año, todos los años yo la pasaba encerrado con el ventilador todo el día ya que el calor me genera desesperación, pero ese año mis primos y mi hermano menor decidieron que nos podríamos a jugar un juego de mesa distinto cada día o al menos hasta que se acabaran los que teníamos y ahí volveríamos a empezar de nuevo con cada uno otra vez.
    
    Ya hacía tiempo que Jesús pasaba la mayor parte del día en mi casa hablando con mis abuelos por parte de papa y mis primas y esas cosas, por lo que él también se sumó a los juegos de mesa, yo cada vez ...
    ... que jugábamos no podía evitar mirar esos fuertes y hermosos brazos que tiene, esos pectorales tan bien marcados hacían que ganar en algún juego me fuera imposible ya que por el tema del calor el pasaba descamisado todo día y yo no paraba de botar la baba por su cuerpo tan bien formado.
    
    Pero mis limites empezaron a verse distorsionados al empezar a fijarme en el bulto que se le formaba en sus pantalonetas cortas que usaba a diario, yo cada vez me veía obligado a no querer jugar ya que el estar cerca de él y no poder tocarlo ni sobarlo me daba una impotencia tan grande que mejor me encerraba en el cuarto para no verlo.
    
    Pero con el pasar de los días me di cuenta que era una estupidez lo que estaba haciendo por lo que esa tarde decidí salir a jugar y el juego que tocaba jugar ese día era parques (parchís), solo se podía jugar de 4 jugadores ya que el de 6 no lo teníamos, por lo que a mí me tocó estar al frente de Jesús y así comenzamos a jugar.
    
    Al llevar casi una hora jugando los demás decidieron mejor ponerse a dormir o a jugar en sus teléfonos por lo que solo quedamos mi primo, Jesús y yo, mi primo cada vez que su turno acababa se ponía a responder mensajes por el celular asi que no era mucha la atención que prestaba a lo que pasaba en la mesa donde estábamos jugando.
    
    Yo ya estaba demasiado arrecho y el tener a Jesús ahí de frente no me ayudaba en nada, así que decidí alzar mi pie y ponerlo justo entre las piernas de Jesús, ya que él estaba con las piernas abiertas, ...
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