1. Persiana americana


    Fecha: 29/05/2024, Categorías: Fetichismo Autor: Jere, Fuente: CuentoRelatos

    “Tus ropas caen lentamente. Soy un espía, un espectador. Y el ventilador desgarrándote, sé que te excita pensar hasta dónde llegaré”.
    
    Escuchando este tema despertó en mí una sensación nueva que al principio me asustó un poco. Me excitaba terriblemente la idea de espiar a alguien, una forma distinta y morbosa de disfrutar del sexo. No me agradaba la idea de elegir a alguien que no quisiera participar de esto por lo que pensé que seguramente habría foros y lugares en la basta internet que abordaran esta temática.
    
    Di con un foro sobre sexo en todas sus aristas, desde salud y cuidados hasta fantasías. Entre en una sala de este último típico y me dispuse a iniciar un hilo que titulé como la canción y que transcribo a continuación.
    
    “Persiana americana.
    
    Buenas tardes, buenas noches. Mi nombre es Joaquín, tengo 32 y soy voyeur. Busco una mujer exhibicionista en mi ciudad para compartir el morbo.
    
    Espero ofertas y sugerencias por mensaje privado”.
    
    La verdad que tenía más ansiedad que esperanzas, pero así y todo publiqué la reseña. El posteo tuvo algunos comentarios de conciencia, otros que daban ideas del tipo “aprovechá tal oportunidad” y nunca faltan los comentarios en desacuerdo afirmando “Me inhibo si me miran”.
    
    Así pasó una semana y una mañana que entro a la página me encuentro con un mensaje en el buzón.
    
    Carla: Hola Joaquín, mucho gusto. Me presento, yo soy Carla, tengo 34 años y me encantó tu propuesta. Desde algún tiempo que me excita la idea de ser ...
    ... observada. A veces salgo con faldas sin ropa interior o con remera sin corpiño para que se me marquen los pezones, pero nunca me animé a exhibirme en público ni ante extraños más que nada por seguridad.
    
    Entablamos una charla con Carla y fuimos entrando en confianza. Entendía su preocupación y su deseo de procurar la seguridad ante todo y en lo personal me parecía importante transmitírsela. Al fin y al cabo, la idea era pasar un buen rato y cumplir una fantasía.
    
    Finalmente acordamos un encuentro: iba a ser un día sábado ya que ni ella ni yo trabajábamos ese día ni teníamos obligaciones que cumplir. Me dio su dirección y me citó a las 10 de la mañana. Previamente me comentó que su atuendo de entre casa siempre era ropa interior, desnuda o a lo sumo una remera, así se sentía más cómoda.
    
    Llegó el día.
    
    Toqué el timbre y la puerta se abrió, no me recibió nadie ni salió mi nueva amiga a saludarme. Pareció una de esas películas de terror en las que se ve que las puertas se abren solas en las típicas casas abandonadas. Dudé unos segundos, pero finalmente entré.
    
    Me encontré con una escena cotidiana, Carla estaba desayunando en la mesa y me ignoraba completamente, hacía de cuenta que yo no estaba ahí, no había nadie más que ella en la casa con su rutina y sus cosas. En seguida entendí que era parte del juego de ser espiada y me encantó la premisa. En un rincón había un banquito a cierta distancia de donde ella estaba, quedaba de perfil y pude observar sus piernas desnudas y ...
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