1. Un compañero inesperado


    Fecha: 01/06/2024, Categorías: Sexo con Maduras Autor: zaphyre, Fuente: RelatosEróticos

    CAPÍTULO 1
    
    Alicia se miró en el espejo una mañana antes de dirigirse al parque para su rutina de yoga. A sus 48 años, había vivido lo suficiente para conocer la belleza que se esconde en las arrugas y las líneas de expresión que marcaban su rostro. Aunque había dejado de cuidarse tanto como antes, sabía que aún derrochaba una sensualidad innata que estaba lista para ser despertada.
    
    El reflejo en el espejo mostraba una mujer madura, con cabello ondulado pelirrojo que rozaba sus hombros y algunas canas que le recordaban la experiencia de la vida. Sus ojos avellana reflejaban la sabiduría y la profundidad de sus experiencias vividas. Alicia admiró con una sonrisa cómo su cuerpo había cambiado a lo largo de los años.
    
    Se detuvo por un momento para observar sus grandes pechos, y recordó cómo habían sido elogiados en su juventud. Aunque el tiempo había dejado su huella, apreciaba la forma natural y delicada que ahora poseían. Sabía que la sensualidad no solo se trataba de una apariencia perfecta, sino de aceptar y amar cada parte de sí misma, incluyendo aquellos detalles que pudieran haber cambiado con el paso del tiempo.
    
    Suspiró con satisfacción mientras continuaba su examen visual. Aunque aún no se atrevía a usar ropa ceñida, sabía que estaba en el camino hacia una nueva etapa de su vida. Las sesiones de yoga que había empezado a practicar le estaban devolviendo la confianza y la fuerza interior. Su figura comenzaba a recuperar la gracia y la firmeza de antaño, y esa ...
    ... sensación de bienestar se manifestaba en cada gesto y movimiento.
    
    Esa mañana, vestida en un atuendo cómodo y holgado, Alicia sonrió al espejo. Se sentía agradecida por su cuerpo, por todo lo que le había permitido experimentar en la vida. Aunque todavía tenía dudas y momentos de nostalgia por la juventud pasada, sabía que estaba en el camino correcto, redescubriendo su belleza interior y el poder que residía en aceptarse a sí misma tal como era. Con esa determinación en mente, se encaminó al parque.
    
    Llegó temprano al parque, disfrutando de la tranquilidad matutina mientras colocaba su esterilla en un rincón apartado. Comenzó a calentar, estirando sus músculos, preparándose para la sesión de yoga. Una vez lista, inició su práctica con una serie de asanas, sumergiéndose en un estado de concentración y conexión con su cuerpo.
    
    Pasados unos veinte minutos, notó la presencia de alguien acercándose. Levantó la mirada y sus ojos se encontraron con los de un joven apuesto, de unos 25 años, que sostenía una esterilla bajo el brazo. Alicia sintió un ligero nerviosismo al darse cuenta de que el joven se dirigía hacia ella.
    
    ─ ¿Alicia? ─ el joven preguntó, y ella se sorprendió de que supiera su nombre.
    
    La confusión se dibujó en su rostro, pero antes de que pudiera preguntar cómo la conocía, el joven se presentó como Daniel, el hijo de Carmen. De repente, todo cobró sentido, recordando que Daniel era apenas un adolescente cuando se fue a estudiar fuera.
    
    ─ ¡Oh! ¡Daniel! ─ ...
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