Mi esposa y una fiesta que jamás olvidaré
Fecha: 03/06/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: marcusmain, Fuente: CuentoRelatos
Este relato forma parte de las múltiples experiencias que tenemos con mi esposa y nuestro círculo social. Empezaré con indicar que Ricardo y Donnatella son nuestros amigos, y compartimos ciertas aficiones liberales, un fin de semana de junio, Donna nos invitó al cumpleaños de Ricardo su esposo, al que asistimos juntos mi esposa Rudy y yo.
Rudy se vistió con un vestido rojo con escote, falda pequeña y tacones altos. Pude ojear que vestía un conjunto rojo con hilo dental, brasier de encajes, piernas depiladas, cabello abultado, maquillaje oscuro y labios rojos.
Estaba muy deliciosa... Sus nalgas pronunciadas se notaban, así como sus tetas abultadas. Le dije que trate de portarse bien y me dijo: Claro amor, ya me conoces!
Llegamos y nos dieron la bienvenida nuestros amigos. Empezamos a bailar, beber y comer los bocadillos que servían. En un momento unos amigos me invitaron a beber en un salón apartado en donde había una mesa de billar; le dije que regresaba y me dijo que no había problema pues se había encontrado con Naty y otra amiga.
Pasaron unos 25 minutos y salí porque estaba un poco mareado por el humo y el whisky. En la sala puedo ver a mi esposa con su amiga Naty, su esposo y dos hombres mulatos que vestían de traje y se encontraban hablando y riendo, mientras Donna les servía unos tragos. Regresé con mis amigos y vi que algunos ya no estaban. Empezamos a jugar billar y me perdí del tiempo... Salí de ese salón y busqué a mi mujer y no la encontraba. Fui por ...
... la alberca, los salones y nada. Me situé en la grada y me encontré con Ricardo, quién con una sonrisa maquiavélica me dijo que mi esposa había subido pero que ya está como 30 minutos y no ha bajado.
Con ansiedad y una arrechera indescriptible subí las escaleras y empecé a entrar en cada una de las habitaciones. Abrí la puerta de un cuarto y vi a un hombre abriéndole las nalgas a una mujer mientras eran mirados por otra pareja. Intenté algunas puertas y no encontraba a mi mujer. El miedo, la incertidumbre y el morbo me invadieron.
Había un cuarto vacío con una puerta contigua a otra habitación... Entré y escuchaba jadeos... Me acerqué muy lenta y sigilosamente al filo de la puerta y logro ver las nalgas de una mujer que subían y bajaban de una pelvis negra... Me acerqué más y veo como un pene grueso desaparecía en medio de esas nalgas blancas, y cuando aparecía tenía una mezcla de sustancia blanca y saliva.
Esa mujer se empalaba subiendo y bajando en ese mástil negro, mientras veía como ese macho le sobaba el ano a la mujer, le metía un dedo y luego dos, y sobándolo con las yemas con movimientos circulares. En un momento la puta empezó a cabalgar duro ese chorizo negro y empezó a correrse a chorros encima de la pelvis de ese negro jadeando y gritando. Aquel hombre estrujaba sus tetas metiendo las dos tetillas al mismo tiempo en su boca, chupando, lamiendo y mordisqueando.
Esa mujer lo dejaba todo encima del negro; en cada embestida podía ver como su ojete se abría y ...