1. Conociendo a Daniela. Parte I


    Fecha: 05/06/2024, Categorías: Sexo con Maduras Autor: joel34, Fuente: RelatosEróticos

    Era verdad: después de once años de dar clase a chicos en la universidad, todo se vuelve rutinario. Las mismas preguntas, el mismo guión. Los acostumbrados ojos de asombro cuando se les da una estrategia audaz en un juicio, y su desilusión cuando algunos no consiguen la calificación que aspiraban.
    
    Eso era lo que iba pensando mientras subía las escaleras hacia el salón de debates que ese semestre me habían asignado. ¿Cuanto tiempo faltará para jubilarme? Volví a especular con una media sonrisa: aun muchos años. Acababa de cumplir cuarenta y ocho, y alcanzar una pensión ni siquiera se vislumbraba en mi horizonte lejano.
    
    Suspiré antes de entrar al salón. No es que me sintiera viejo, pero la existencia ya me estaba adeudando algunas ilusiones. ¿Mujeres? Algunas, ni pocas ni en demasía. Seguramente la falta de galanura la suplí siempre con exceso de labia. Pero no, ahí no estaba el problema. Quizá lo que me hacía falta eran retos. Profesionales, empresariales, amorosos o creativos, lo que fuera. Algo que al fin me hiciera sentir vivo.
    
    En fin, crucé la puerta. Ahí estaban mis futuros abogados, poniendo sus miradas espectantes sobre mí, al tiempo que invariablemente empezaban a medirme. Era inevitable, aunque eso también me divertía. Los primeros días los hacía padecer diciéndoles que el semestre sería de pesadilla, y ya después les iba soltando las riendas para que se fueran relajando.
    
    Saludé a la concurrencia mientras veía como todos tomaban asiento. Les hablé del ...
    ... curso, de las complejidades del Derecho Corporativo y de lo que esperaba de ellos. Cuando llevaba un rato de haber empezado, alguien tocó a la puerta. Con desgano le pedí a un alumno que abriera y una chica a quién no le di importancia entró disculpándose. Ni la volteé a ver, molesto porque me interrumpiera en una de las partes más complejas de mi exposición.
    
    Al terminar la clase, fue precisamente ella la que me abordó:
    
    -Buenos días, Dr. León. Le debo una disculpa: la matrícula estaba equivocada y me habían enviado a otra aula.
    
    Yo estaba arreglando mi portafolios y no había reparado en ella, pero esa excusa me pareció muy pueril.
    
    -Mire señorita... -Le dije cuando al fin volteé a verla, pero no fui capaz de continuar la frase. Me sorprendió lo bonita que era.
    
    -Daniela Riuz. -Respondió ella con una sonrisa que desde luego tenía estudiada.
    
    Conseguí reponerme de esa primera impresión y le dije lo primero que se me vino a la cabeza:
    
    -Escuche Señorita Riuz. No tengo tiempo para escuchar excusas, solo le pido más puntualidad. Es la formación de todo abogado. ¿Usted cree que la van a esperar en una audiencia?
    
    -Lo siento Doctor. No volverá a ocurrir. -Contestó, y verla bajar la guardia no ayudó a que la viera menos agraciada.
    
    -Esta bien, por hoy pasa. Nos vemos mañana.
    
    -Aquí estaré en primera fila. -Aseguró, mientras me obsequiaba otra efímera sonrisa y se daba la vuelta para salir.
    
    No quise voltear; me sentí incómodo. Estaba seguro de que ella se había ...
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