1. Forzada por mi tío


    Fecha: 21/10/2018, Categorías: Confesiones Autor: Mamaceando, Fuente: CuentoRelatos

    ... acá los veo.
    
    A media semana, una foto de Alejandra le llegó por Whatsapp, está en una pose sexy y con unos shorts pequeñitos.
    
    “Perdón tío, era para mi novio”
    
    Juan no paraba de ver la foto, se masturbo a escondidas y por la noche se cogió a su esposa pensando en su sobrina. El mejor sexo en años. Para el día previo a reyes magos llegó, repitiéndose una y otra vez que no caería en los juegos de su sobrina. Pero apenas la vio, se vino a la mente aquella imagen.
    
    —Hola tío, compre pizza para ver películas
    
    —Ok
    
    —¿Estás enojado conmigo?
    
    —No
    
    —¿Quieres una cerveza?
    
    —No
    
    Como si no importara lo que dijera, Alejandra llegó de la cocina con una cerveza y se sentó en sus piernas.
    
    —¿me odias?
    
    —cómo cree mija!
    
    Por encima de su pantalón, sobresalía el encaje de su ropa interior. Y ella podía sentir como la verga de su tío crecía y chocaba en su culo. Aunque ella seguía tan normal, podía sentir como tragaba saliva nervioso y apenas y se movía. Ella brincaba al menor pretexto para mover sus nalgas sobre aquella verga. Cuando los niños se durmieron. Ella se despidió y se fue a su cuarto.
    
    “Sentí tu vergota tío”
    
    Ese mensaje prendió la mecha, Juan ya no soportaba más, salió a caminar y volvió un poco más tranquilo. Solo para encontrar la tanga de encaje sobre el sillón. La pego a su nariz y algo se encendió en su mente.
    
    Camino hasta su habitación, Alejandra ya dormía pero no le importo. Se deshizo de la cobijas de un tirón y ahí estaba aquel culito que ...
    ... lo tenía loco. Con la tanga que aún traía en las manos, le amarró las muñecas mientras ella poco a poco despertaba.
    
    —¿Que paso tío? ¿Qué me…?
    
    —¡Cállate hija de tu pinche madre! ¡Estas chingue y chingue pues órale!
    
    —No no no, tío no soy tu sobrina no por favor!
    
    —Me vale madre, andas de pinche ofrecida ahora te chingas!
    
    Sacó su verga del pantalón y la jalo del cabello hasta que su pequeña cara choco contra su huevos.
    
    —Abre la boca putita, ábrela con una chingada!
    
    —No tío no, no quierooo aaagh! Haaagh!
    
    Alejandra no tenía la fuerza para detenerlo, y la verga entraba cada vez más al fondo de su boca. Sentía como le llegaba a la garganta sin poder oponer resistencia.
    
    —haaag! Haaaa!
    
    —Para que se le quite pinche escuincla puta!
    
    Cuando pensaba que ya no podría más y que se ahogaba con aquella verga en su boca, la sacó de golpe y la empujó para que cayera de espaldas. Se subió sobre ella y le fue rompiendo la pijama.
    
    —¡No no no por favor no!
    
    —Cállese hija de su pinche madre, cállese!
    
    Cuando sintió que su verga rozaba su panocha empujó y hundió su verga hasta el fondo.
    
    —¡HAAAY!
    
    —Estas bien pinche apretadita cabrona!
    
    —Me duele! Ya no… por favor…
    
    Las lágrimas escurrían por su cara y a pesar de intentar gritar, cada embestida la hacía gemir de dolor. Juan la sacudía contra el con todas sus fuerzas.
    
    —Ya no quiero yaaa!
    
    —Perra puta, pero qué tal me mandabas fotos!
    
    —Perdonameee!
    
    —Perdónarte… ya la metí ya nos chingamos los dos ...