1. ¡Llegó Julio!


    Fecha: 05/06/2024, Categorías: Incesto Autor: Ishtar, Fuente: CuentoRelatos

    ... le ha de haber pasado como a mí: me calenté más y quise darte como creí que tu papá lo había hecho –reveló.
    
    Seguimos tomando y conversando sobre las parejas que hemos tenido, las posiciones que más nos han gustado. Le agradecí el 69 que me dio y le platiqué de la renuencia de mi esposo para el sexo oral y el gusto enorme que yo siento al chupar y ser chupada. Seguimos tomando el tequila hasta que se acabó.
    
    –¿Cómo quieres cogerme ahora? –le pregunté arrastrando la lengua– Quiero que me cojas como se te antoje. ¿Te gustaría metérmelo por el culo, como querías la otra vez? ¡Éntrale!, pero ponme lubricante, pues tu trancota está como la que tenía mi papá: ¡enorme! –le decía moviéndole el tolete en círculos, tomándolo de la base con el índice y el pulgar teniendo los dedos restantes y la palma de mi mano en sus huevos, que también recibían el masaje del movimiento.
    
    –Bueno, ya que quieres, te daré por allí –dijo y se levantó.
    
    Regresó con un pequeño recipiente conteniendo aceite de oliva y un algodón. “Supongo que esto servirá para que no te duela”. Me coloco de rodillas y, recargada en mis extremidades superiores, levanto la grupa para que mi tío trabaje en mi ano.
    
    –Ponle mucho, y también a tu verga, para que resbale suavecito… –le pido y miro de reojo el mástil enorme.
    
    –Listo, Ishtar, si te duele, me dices para hacerlo más despacio… –me dice al ponerse de rodillas atrás de mí y colocar el glande a la entrada de mi ojete.
    
    Siento con poco dolor cómo se abre ...
    ... paso esa estaca de carne dura y tibia, el Tequila me da suficiente valor para no quejarme, pero a la mitad del camino me muevo hacia atrás obligándolo a que me empale completamente, lo cual hace y yo suelto una carcajada al sentir el golpe de sus pubis en mis nalgas.
    
    –¡Ja, ja, ja, ya entró todo y no me dolió! Dale fuerte y rápido, lléname las tripas con tu leche, tío, haz de cuenta que es Mague a la que tienes ensartada, ¡va por ella! ¡Cógeme para que ella sea feliz allá en el Cielo! –le pedí y Efraín me tomó de la cadera para mover mi cuerpo con mayor facilidad.
    
    Mis tetas rebotaban al ritmo que me imprimía el viaje de veinte centímetros de mete y saca. Sentí el primer orgasmo y grité “¡Vente, has feliz a mi hermana!”. Como si ese fuera el abrir del grifo sentí la tibieza del semen, cual si fuese una lavativa de amor…
    
    Al terminar de venirse, recargó su cuerpo sobre el mío y me acosté abotonada, pues la verga no disminuía de tamaño. Mi esfínter palpitaba queriendo exprimir su miembro que, pasado casi un minuto comenzó a ponerse flácido y salió. “Con una mujer como tú, no es necesario el Viagra” dijo y rodó su cuerpo a mi lado.
    
    Dormimos plácidamente, hasta que el teléfono móvil me despertó. Tuve que correr a la sala para sacarlo de mi bolso, pero ya había dejado de sonar. Era mi marido. Volví a la cama y mi tío no estaba allí, había entrado al baño a limpiarse. Al salir, me invitó a bañarnos y le hice el ademán de que guardara silencio, par que yo pudiera regresar la ...