1. El primo de mi primo me llevó en su moto (parte 1)


    Fecha: 07/06/2024, Categorías: Bisexuales Autor: Dayenorius1, Fuente: CuentoRelatos

    Ese verano fui a pasar las vacaciones a la casa de mis tíos en el interior de la provincia, invitado por haber cumplido 18 años. Por los exámenes de fin de año, retrasé mi llegada y mi primo, que tenía mi edad y competía en natación, se había ido a con su equipo a un torneo en otra ciudad por unos días.
    
    Mi tía me pidió que fuera de todos modos porque un sobrino de mi tío, que vivía en las afueras, iría para limpiar la pileta de la casa de fin de semana y quería que le diese una mano.
    
    Al otro día de mi llegada, a media mañana llegó Lucas, el primo de mi primo, en bicicleta. Abrí la puerta de un pasillo lateral para que entrase la bici a la casa y cuando lo vi me sorprendió su físico, enfundado en su traje ceñido de ciclista en degradé de tonos de violeta a lila. Lo hice entrar y como él estaba muy transpirado me dijo que me saludaría después, pero yo solo tenía ojos para su cuerpo. Era una escultura griega, músculos marcados y un precioso trasero. Cuando se sacó el casco tuve un sofocón de lo hermoso que era también. Tostado natural, pelo negro largo y lacio, ojos claros y pestañas arqueadas que daban vértigo.
    
    Casi balbuceando le dije que la tía pidió que si debía ducharse, lo hiciera en el baño del quincho y que yo le alcanzaría la toalla. Le llevé dos toallas no muy grandes, a propósito, para entrar y verlo. Toqué a la puerta y me pidió que pasara. Estaba espectacular bajo la ducha, enjabonando ese cuerpo de Adonis que tenía, y se me escapó en palabras mi ...
    ... pensamiento:
    
    -¡Qué lomazo!
    
    Me oyó, me sonrió con picardía y me pidió que cerrara la puerta y me sentara en un banco mientras él terminaba de bañarse. Con las toallas me cubría la tremenda erección que me había provocado.
    
    -Uy, son dos toallas chicas, me dijo cuando terminó de ducharse. ¿Me podrías secar la espalda por favor?
    
    Estaba tan caliente de sólo verlo, así que accedí sin hablar y lo empecé a secar muy despacio, casi acariciándolo, hasta que llegué a la cintura y me detuve.
    
    -¿Qué pasó?, me dijo.
    
    -¿Sigo? Le respondí.
    
    -Sí, claro.
    
    Le sequé los glúteos firmes y perfectos como una manzana y luego seguí por las piernas, ya de rodillas. Cuando llegué a los tobillos me quedó su precioso traste delante de mi cara y le dije que parecía una manzana como para morder.
    
    -Con que no me lo marques, me dijo, si te gusta…
    
    Lo mordí suavemente y empecé a lamerlo, pasando de un glúteo al otro. Lucas gimió, inclinando algo su culo y fue girando de a poco, hasta que quedó con su pene erecto frente a mi boca y su hermosa sonrisa mirándome a los ojos. Lo miré, hizo un gesto y me dijo:
    
    -Me secaste muy bien, pero fíjate cómo me pusiste.
    
    Mi mirada bajaba de sus ojos a su torso y a su pene, de tamaño normal, aunque luego comprobé que mis manos puestas una detrás de la otra lo contenían apenas. No dudé y se lo empecé a chupar, despacio, muy despacio, solté la toalla y lo tomé de los glúteos. De a poco lo fui lamiendo mientras él me acariciaba la cara y me seguía mirando a los ...
«123»