1. De vuelta a su oficina


    Fecha: 11/06/2024, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Te cuento un poco cómo soy: Mi piel es blanca y tersa, soy de complexión más o menos atlética, con piernas fuertes y nalgas redondas, mis tetas son grandes con pezones rosados y un lunarcito coqueto en una de ellas, llevo el cabello ondulado hasta el hombro y mis labios son suaves y carnosos, para comérselos a besos.
    
    Este relato es en realidad un recuerdo de lo que pasó en una oficina.
    
    A pesar de que habían pasado meses de no vernos y aún más desde que dejé de trabajar para él, manteníamos comunicación por mensajes, de vez en cuando le enviaba fotos mías medio desnuda, resaltando mis tetas que sé que le encantan, para mantener su interés en mí. El tiene una pequeña colección de fotografías mías, en diferentes poses con y sin lencería, yo disfruto tomarme las fotos y el disfruta recibirlas.
    
    Era enero, y teníamos algunos meses de no vernos, pero siempre en contacto, un día quedamos de vernos, ya nos traíamos muchas ganas, y como es un hombre con muchos compromisos, quedamos de vernos en su oficina, temprano por la mañana, se suponía que iríamos de ahí a desayunar y platicar para ponernos al corriente, pero ambos deseábamos que eso fuera algo más que un desayuno.
    
    El solo pensar en volver a verlo me excitaba, ya que recordaba las veces que lo hicimos en su oficina, en el sillón gris e incluso en el suelo.
    
    Yo estaba en buena forma, ya que suelo hacer ejercicio, así que me sentía muy segura de que le gustaría lo que vería en nuestro reencuentro, la noche anterior ...
    ... elegí cuidadosamente mi ropa, sobretodo la lencería. Me decidí por un bralette de encaje negro con un amplio escote que a penas podía contener la mitad de mis tetas y se podía ver a través de la tela el rosado de mis pezones, la prenda se amarra por el cuello y deja la espalda descubierta, me parece súper sexy el mostrar la piel de la espalda desnuda.
    
    Las bragas también eran negras, semi transparentes, de tacto muy suave que también permitían ver la mitad de mis nalgas fuera de éstas. Por lo demás solo me decidí por unos jeans ajustados, botas de tacón y un jersey cortito y holgado.
    
    El día de la cita, me levanté muy temprano, tomé una ducha y me encargué de que mi piel quedara suave para sus caricias, me masturbé en la regadera pensando en tenerlo de nuevo entre mis piernas, recorrí mi cuerpo bajo el agua frotando mi clítoris, introduciendo despacio los dedos en mi vagina, hasta obtener el mayor placer. Dejé la ducha y me arreglé, un poco de maquillaje, perfume y salí.
    
    Durante todo el trayecto hacia la oficina, me imaginaba cómo podría ser nuestro reencuentro, yo tenía muchas ganas de verlo, después de todo, somos amigos.
    
    Llegué antes que él, la secretaria quién era nueva y no me conocía, me pidió que lo esperara en la sala mientras ella lo llamaba, y la dejé, fingiendo que nunca había estado ahí.
    
    A los pocos minutos llegó él, con su actitud soberbia de siempre, lo observé desde la sala de pies a cabeza mientras él entraba a las oficinas de sus empleados, saludó ...
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