De vuelta a su oficina
Fecha: 11/06/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... brevemente a todo mundo y me dejó al final, con un saludo frío e informal, con tono serio me pidió que lo acompañara a su oficina, que está en el último piso, aislada de todas las demás.
Subí detrás de él, abrió su puerta, entramos y cerró la puerta con seguro detrás de mí. Ahí me saludó con más calidez, con un beso suave en la comisura de los labios, era su manera de decirme que le daba gusto verme. A penas pasábamos de la puerta, ni siquiera llegamos al sillón, me quedé recargada en la pared y me dio un segundo beso, fuerte, apasionado, rodeé su cuello con mis brazos y quedamos pegaditos, más y más besos subiendo de intensidad, no necesitamos decir nada.
Mucha saliva! Mientras nos besábamos me apretaba las nalgas, me desabrochó el pantalón, ya podía sentir su miembro atrapado en la ropa, creciendo con el roce de mi cuerpo, de tanto en tanto se detenía y me miraba a los ojos, decidí entonces sacarme yo misma el jersey para que viera la linda lencería que escogí para él. En ese momento, cuando me quité el jersey y lo arrojé a un lado, cambió su mirada, pasó de ser una mirada dulce o “normal”, a una mirada llena de fuego y deseo.
Se quitó el cinturón, y se desabrochó el pantalón, con un gesto firme me hizo poner en cuclillas, y bajé su pantalón y calzoncillos, comencé a lamer su miembro, chupaba la punta y desde abajo lo miraba a los ojos, me gusta ver cómo disfruta. Sus fluidos iban brotando poco a poco con cada lamida, tiene un sabor dulzón. De pronto me hace ...
... levantar, le gusta ser dominante, y a mí, que el me domine… me pone de espaldas contra el, y le ayudo a bajarme los jeans y las bragas.
Siento su miembro rozar en mi culo, entre las nalgas, buscando la entrada a mi vagina, me generaba mucho placer sentir su miembro rozar mis labios vaginales, hasta que entró, de una sola embestida, y tuve que ahogar un grito de placer, porque los empleados podrían escuchar algo.
Cada vez más intenso, me doblaba más, ya no sentía las piernas, pero no me importaba, estaba tan dentro que no quería que lo sacara, separaba mis nalgas con sus manos para entrar aún más. De pronto me jalo un poco del cabello, hizo correr una gran descarga de adrenalina en mi cuerpo, empecé a moverme a su ritmo, con gemidos muy discretos, me sujetó de ambos brazos, así de espaldas a él como estábamos, obligándome a elevar y arquear mi espalda, llegando con su miembro hasta lo más profundo de mí, con cada embestida me rebotaban las tetas, sentía que pronto llegaríamos al clímax, empecé a hacer pequeños movimientos circulares con mis caderas, hasta que se sacó toda su leche adentro, esperó unos segundos y lo sacó.
Me incorporé con un poco de dificultad, nos vestimos y recompusimos, disimulamos lo más posible, fingimos que ahí mismo no había pasado nada, hablamos un poco de cosas del pasado y abrió la puerta de su oficina para despedirme con un abrazo, un abrazo dulce y apretado, y un beso en la frente . No lo he vuelto a ver, pero me encantaría hacerlo de nuevo.