1. ¿Me invitas?


    Fecha: 16/06/2024, Categorías: Hetero Autor: Bellota D I, Fuente: CuentoRelatos

    ... maravilloso, este fin de semana, nuestras parejas se fueron con los hijos a visitar a los abuelos. Me invitas para tomar nuestro tradicional vino entre amigos. Tomamos, fumamos cigarros y nos calentamos un buen rato en el sofá de la sala, pero sin tocarnos, solo contándonos nuestras últimas travesuras. Terminamos besándonos, yo sentada a horcajadas encima tuyo. Siento tu erección contra mi culo y me apuro en desabrochar tu cinturón para tocarte. Tu verga vuelve a encontrar la mano que tanto te ha pajeado y suspiramos los dos. Me encanta sentir esta piel suave y fina, cubriendo ahora la masa dura, tensa y palpitante de tu pinga. Rápidamente nos quitamos la ropa y aunque sé que a ti te gusta estar totalmente desnudos para cachar, me paras en el momento de quitarme mi tanga de seda negra. “Quédatela, se ve bonito”, me dices. Parada frente a ti, permaneces sentado en el sofá, yo te obedezco. Me la reajusto, subiéndola un poco más para que entre bien entre mis nalgas y que presione un poco mi ano. No puedes resistir las ganas de lamerme cuando ves la forma de los labios de mi vagina pegarse a la tela, dibujando esa raja que tanto te excita. Animal voraz de siempre, tu lengua empieza a recorrer toda la superficie de mi sexo todavía escondido. Lames la seda húmeda con gula, disfrutando el sabor de mi arrechura. Siento que tu lengua, presa de la tela, insiste en la entrada de mi concha. Te agarro los hombros con fuerza, “También te quiero lamer”, te digo.
    
    Te paras y me llevas al ...
    ... cuarto. Caemos en la cama besándonos. No resistimos a las ganas de agarrarnos y, mientras mi mano empieza las idas y venidas firmes en tu verga, la tuya se abre camino entre mis piernas, apartando mi tanga empapada, y me amasas todo el sexo. Siento con delicia tus dedos pasar entre mis labios mojados. Te vuelve loco encontrarme así. Te pido echarte y me instalo en cuatro a tu costado, con el culo hacia ti para que esté a disposición de tus manos, y que sigas disfrutando de mi ropa interior. Empiezo a corrértela y sobarla en mis labios mojados. Te la lamo todita, de las bolas a la punta, y vuelvo a masturbarte haciéndote entrar y salir de mi boca con una mano mientras la otra amasa suavemente tus bolas brillantes de saliva. La tienes más parada que nunca. Estás jugando con mi tanga, jalándola para que pase entre mis labios, comprimiendo y excitando mi clítoris hinchado. Me retuerzo, gimiendo. Te fascina el espectáculo de este pedazo de seda del cual te volviste el dueño, y que me podría hacer venir con pocos esfuerzos. Pero tu morbo es más fuerte y pasas tu cabeza entre mis piernas para lamerme. Me comes literalmente, con una boca insaciable que se abre para tener el bocado más grande posible y con una lengua atrevida que entra en mi concha.
    
    Gemimos los dos cuando te hundes hasta el fondo de mi boca. Me la llenas y juego a envolver mi lengua alrededor de tu verga, mientras siento la tuya penetrarme. Mantuviste este don para cacharme con la lengua y, con unos movimientos de ...