1. Mi nueva jefa es un poco guarrilla


    Fecha: 19/06/2024, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: elzorro, Fuente: CuentoRelatos

    Mi nueva jefa ronda los cuarenta y es aficionada al deporte. Dos días en semana se pone unas mallas negras ajustadas, una camiseta de manga corta y unas zapatillas blancas y sale a correr y sudar por el parque. No se puede decir que sea la mujer más guapa que he conocido, ni siquiera la más simpática. Su forma de vestir, a base de prendas arrugadas y de discutible gusto; la ausencia de maquillaje y la falta de modales no contribuyen a realzar su atractivo. Y sin embargo, quizás su voz ronca ó su mirada directa e inteligente o ese gamberrismo implícito en los que mastican chicle, o quizás todo junto, transmiten cierta atracción.
    
    Una tarde, serían las tres o así, me llamó a su despacho. Cuando entré, Paula estaba bebiendo cocacola y sobre la mesa tenía un trozo de pizza. Tenía el cabello recogido en una coleta, vestía unos pantalones de tela ceñidos color rosa y una camiseta con escote en pico que le quedaba grande.
    
    -Me llamabas.
    
    La mujer dejó el vaso de plástico en la mesa, eruptó y tomó la palabra.
    
    -Perdón por el erupto. Las burbujas y la pizza tienen un peligro. A veces me tiro pedos y todo. -Comentó como quien no quiere la cosa mientras se levantaba.
    
    Luego me miró y soltó una carcajada.
    
    -Piensas que tu jefa es una guarra sin modales y se merece unos buenos azotes ¡eh! Contesta
    
    No respondí.
    
    -Quién calla otorga. Por cierto, has visto este informe -dijo mostrándome el portátil.
    
    Me incliné sobre la mesa para mirarlo más de cerca y ella aprovechó ...
    ... para pellizcarme el culo.
    
    Me reincorporé y la miré confundido.
    
    Ella habló de nuevo.
    
    -Ya tío, es que tengo la manía de pellizcar las nalgas de la gente. Sonia, la secretaria, debe odiarme por ello. Cualquier día me denuncia con tanto toqueteo. Pero dejemos a Sonia en paz. Tú, que tienes en mente. Te gustaría tocarme algo... quizás las tetas que no paras de mirarme.
    
    -Yo no te miro las tetas. -repliqué.
    
    -Ja, eso no te lo crees ni tú.
    
    -Bueno, sí, los ojos están para mirar no, ¿qué tiene de malo mirarle los pechos y el trasero a tu jefa? ¿Qué culpa tengo yo de encontrar a mi jefa atractiva?
    
    Paula se acercó a mí y me plantó un beso en la boca.
    
    Yo respondí agarrando su teta derecha.
    
    -Vamos a hacerlo, bájate los pantalones. -me susurró al oído.
    
    Obedecí quedándome en calzoncillos. Mi pene crecido se marcaba sin disimulo.
    
    -Ahora nos ocuparemos de tu miembro, pero antes quiero que me chupes el agujero del culo. -añadió dándose la vuelta y bajándose pantalones y bragas.
    
    -Venga, trae para aquí esa lengua y lámeme.
    
    El trasero era firme y la raja, generosa, invitaba a ser explorada. Me puse de cuclillas y metí la cara. Luego, tras separar las nalgas con las manos, saqué la lengua y comencé a lamerle el ano.
    
    Mi jefa gimió, cambió la pierna de apoyo y quién sabe si por accidente o a propósito, se tiró un pedo en mi cara.
    
    Reaccioné mal, enfadado por la humillación.
    
    -¡Eres una cochina! -grité al tiempo que azotaba con la mano su nalga.
    
    Ella se ...
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