1. Mi nueva jefa es un poco guarrilla


    Fecha: 19/06/2024, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: elzorro, Fuente: CuentoRelatos

    ... volvió, murmuró unas palabras de disculpa y seguidamente se río en mi cara.
    
    Encendido por la burla, la cogí las manos, me senté en el sillón y tirando de ella la tumbé sobre mis rodillas y comencé a darle nalgadas. El trasero se iba poniendo rojo con cada azote y mientras mi pene crecía y palpitaba presa de una excitación desconocida.
    
    La sesión de nalgadas duró un par de minutos eternos.
    
    Cuando la solté, se reincorporó y me miró con rostro enojado e inundado de rubor. La atraje hacia mí y la besé metiendo la lengua mientras manoseaba sus glúteos.
    
    Lo siguiente que ocurrió fue que ella me bajó los calzoncillos y comenzó a chupármela. Un escalofrío recorrió mi espalda mientras contraía mis propias nalgas. El instrumento estaba más que afinado cuando mi jefa se puso de pie. La besé en el cuello, chupé sus pezones y le metí el dedo en la vagina que por entonces estaba empapada.
    
    -Fóllame, métela hasta el fondo. Te quiero dentro ahora. -dijo mientras sacaba del cajón un preservativo.
    
    Me puse la goma con habilidad, la senté en la mesa, separé sus piernas y le metí el pene con suavidad, disfrutando del momento.
    
    -Soy una guarra, dime que soy una guarra. -suplicó entre gemidos.
    
    La llamé de todo, me llené de locura.
    
    -Date la vuelta para que pueda penetrarte por ...
    ... detrás.
    
    La mujer me dio la espalda inclinándose sobre la mesa. Se la metí y empujé una y otra vez.
    
    -Sois una cochina llena de gases. Pero yo voy a hacer que no se escape ninguno. Voy a tapar ese tubo de escape. -dije metiéndole el dedo en el ano mientras aumentaba el ritmo de las embestidas.
    
    Paula arqueó la espalda mientras sus piernas temblaban como preámbulo del orgasmo. Al notarlo, saqué la verga, me quité el condón y eyaculé sobre las nalgas de la mujer. Luego pegué mi cuerpo al suyo y la comí el cuello a besos, durante un momento noté como ella perdía el control y se corría sujetándose gracias a mi abrazo. La besé de nuevo queriendo hacer mío su intenso placer.
    
    Poco a poco, su cuerpo fue tranquilizándose.
    
    La acaricié la espalda y las tetas con ternura. La besé en las mejillas y finalmente me separé.
    
    -¿Te limpio? -pregunté
    
    Ella asintió.
    
    Cogí clínex y limpié con esmero sus nalgas pringadas de semen y sus partes íntimas. Luego, mientras observaba como se ponía las bragas y el sujetador, sequé mi miembro y me puse los calzoncillos y los pantalones.
    
    -Esto está casi mejor que lo de correr. -me confesó.
    
    -Sí, se queman calorías. -añadí.
    
    -Pasado mañana tenemos que revisar unos informes. Te espero en la oficina.
    
    -Vale. -respondí.
    
    Aquello prometía. 
«12»