1. Préñeme Ingeniero


    Fecha: 24/06/2024, Categorías: Infidelidad Autor: AlonsoLima, Fuente: CuentoRelatos

    ... cabello le había dado un cierto encanto. En algún momento de ese primer día le dije “te queda muy bien tu nuevo corte”. Ella se sonrió y hasta se ruborizó y me dijo “pensé que no se había dado cuenta”. Sentí que su ánimo cambio y el resto del día la percibí muy contenta.
    
    Al día siguiente, luego de algunas reuniones de coordinación, nos quedamos solos para trabajar unos reportes juntos. Ni bien nos quedamos solos, ella me encaró y me dijo “ingeniero tengo algo que pedirle”. Con ingenuidad pensé que me pediría una recomendación o una buena valoración de su trabajo (que de hecho era lo que tenía en mente). Cuando le dije que estaba atento para escucharla, me dijo sin tapujos “préñeme ingeniero”.
    
    Me quedé unos segundos estupefacto. Sin saber que decir ni cómo reaccionar. Quizás al minuto le respondí.
    
    - ¿Te he entendido bien?
    
    - Si ingeniero, quiero que me preñe.
    
    - ¿Estas segura de lo que me dices?
    
    - Si ingeniero, quiero un hijo suyo.
    
    - Pero eres casada, tu esposo trabaja acá, ¿estás segura realmente?
    
    - Si ingeniero, quiero un hijo de un ingeniero de Lima.
    
    En ese momento la libido ya jugó su papel. Era el ingeniero “que llegaba de Lima”. Pero no soy limeño, soy provinciano. No se lo dije en ese momento ni nunca. Con su nuevo corte, que le había cambiado totalmente la presencia, me resultaba una mujer algo atractiva. Y, bueno, para ser sincero, poseerla era un premio justo para los largos viajes de ida y de vuelta.
    
    Le respondí (mentirilla de por ...
    ... medio)
    
    - “sabes que me atraes, pero no creo que sea fácil”.
    
    - Lo se ingeniero. Sé que no podemos ir a su hotel. Pero creo que podemos hacerlo acá en la oficina.
    
    - ¿Estas segura?
    
    - Si lo estoy
    
    En la oficina por muchas horas cada día, cuando los técnicos iban al campo, nos quedábamos solos. Era el local propicio. En ese momento estábamos solos.
    
    Fui hacia la puerta. La cerré con llave. Si alguien llegaba y la encontraba con llave seguro sospecharía. Pero no sucedió y no lo pensé así. Sólo la cerré con llave.
    
    Me acerqué a ella y la besé. Sentí sus nervios. Yo también lo estaba. Pero el beso intenso nos soltó a ambos. Comencé a manosearla sobre la ropa y ella empezó a gemir. Mientras seguía besándola, me desabroché el pantalón y dejé mi verga al aire. Ella la cogió y la acariciaba.
    
    Le dije “chupala” y ella me respondió “no se hacer eso”. Eso me excitó salvajemente. No se la chupaba al marido y la haría chupármela. Le dije “arrodíllate y métela a la boca, chúpala como un chupete”. No fue la mejor mamada de mi vida, pero seguro de las más excitantes. Sentir sus labios primerizos aprendiendo a mamar en mi verga fue algo realmente delicioso.
    
    Luego de unos minutos, que la excitaron pues a pesar de su inexperiencia fue obvio que la calentó hacerlo, le pedí que se levante. La puse de espaldas sobre la mesa de la oficina. Le levanté la falda y encontré debajo de ella un calzón de esos que pensaba ya no existían. De la época de mi abuela. Pero estaba tan caliente que no ...