1. Mi vecina. Un fetiche embarazoso


    Fecha: 04/07/2024, Categorías: Fetichismo Autor: elzorro, Fuente: CuentoRelatos

    Marta, mi vecina, vivía en el piso de arriba. Una chica de veinte y muchos; cabello largo y negro, ojos del mismo color. Guapa, constitución menuda, culito redondo, pechos más pequeños que grandes, firmes. Una chica que, como dicen los anglosajones, estaba fuera de mi liga. No solo era bien parecida, si no que sabía vestir. Faldas y pantalones a la moda combinados con las mejores camisas y los zapatos y zapatillas más elegantes. Esto, unido a su pasión por los perfumes, la hacían formar parte de los sueños húmedos e inalcanzables para el común de los mortales.
    
    Los martes, sobre las nueve, hacía el amor con su novio. Un tío alto, guapo. Con un cuerpo esculpido por los mismísimos dioses. Citando a mi hermana, un tío que visto desde atrás, empezando por la espalda ancha, pasando por un culo de concurso y terminando por unos gemelos interesantes no tenía desperdicio. De lo otro no hacía falta hablar, saltaba a la vista y... se oía. Sí, la chica se volvía loca a juzgar por los gritos pidiendo más... ¿más? A tenor de como chirriaban los muelles de la cama pongo en duda que se pudiera ir más allá.
    
    Un día, hace un par de semanas, el flamante chico de mi vecina se fue de viaje por negocios y, curiosamente, caprichos del destino, tuve la oportunidad de hablar con Marta, en mi piso, acompañando el encuentro con dos botellines de cerveza. Difícil concentrarse estando con ella, solo el aroma de su piel y la calidez de su voz eran suficiente para poner nervioso a cualquiera. Sin ...
    ... embargo, la conversación fluyó hasta ser algo agradable. En un momento dado, el asunto se encaminó hacia el sexo. Yo no tenía mucho de que alardear, de hecho, llevaba años en el dique seco.
    
    -Pues no estás tan mal. -me dijo Marta.
    
    -Ya, eso lo dices para quedar bien. Tú te mueves en otra división.
    
    La chica sonrió, pero negó con la cabeza.
    
    -No te creas. Tampoco tengo todo lo que quiero.
    
    -¿Qué quieres?
    
    -Vaya, vaya... eres más atrevido de lo que pensaba. -respondió sonriéndome.
    
    -Es un secreto... embarazoso. Pero te lo voy a contar. Es la primera vez que hablo de esto con alguien, seguro que tu opinión sobre mí cambia.
    
    -No creo. -respondí con educación.
    
    -Seguro que sí. -dijo.
    
    Durante unos segundos guardó silencio, su rostro pensativo, indeciso, despertó mi curiosidad.
    
    Al fin habló.
    
    -¿Sabes cuál es el momento en que me siento más a gustito?
    
    -No. -dije de manera innecesaria.
    
    -Cuando llego a casa, no hay nadie y me tiro un pedo.
    
    Mi cara de sorpresa no pasó inadvertida... sabía que hay gente a la que le gusta hablar de culos y pedos. Tuve una compañera que un día me contó que a su amiga Ana le habían tocado el culo. "En la fiesta había alguna Ana y muchos anos" me contó divertida.
    
    -Bueno, todos nos... -empecé a decir.
    
    -Lo mío es diferente... me gusta y me excita mucho. Llego a masturbarme y casi casi a correrme mientras suelto ventosidades y me toco.
    
    La imagen de Marta dándose placer a si misma despertó a mi pene. Cambié de posición y ...
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