1. Mi relación con don casado infiel


    Fecha: 09/07/2024, Categorías: Infidelidad Autor: FatimaMedina, Fuente: CuentoRelatos

    Cometí un error. Me dejé llevar por un impulso. Ni siquiera fue por pasión, porque no hubo ninguna pasión. Sólo un impulso, un único impulso, que fue más fuerte que yo. Paso a relatar.
    
    A él lo bauticé “Casado Infiel”. Porque era casado y era infiel (lo siento, no estaba muy imaginativa para los nombres). Y también era un mentiroso; me quiso hacer creer que, antes de conocerme, nunca le había sido infiel a su esposa. Yo me pregunto, si no era infiel, ¿por qué andaba con un preservativo escondido en la billetera?
    
    En realidad decía eso para librarse de la culpa. Me decía: “vos me hacés hacer cosas que yo jamás sería capaz de hacer”. Claro, entonces la culpa de su infidelidad era mía, ¿no? Pelotudo. Y lo peor era que me caía bien.
    
    Casado Infiel era visitador médico. Debía ser muy buen vendedor porque me vendió una imagen de tipo sincero, con sentimientos, buena onda, sin segundas intenciones. Y yo compré, como una ingenua.
    
    Su modus operandi es el de un cazador: estudiaba muy bien a su presa antes de atacar. Y a mí me estudió y me aprendió de pe a pa. Y planeó cada movimiento con cautela.
    
    Por ejemplo, no me invitó a salir de entrada. Estaba harta de los pesados que sin saber ni mi nombre me proponían ir a tomar un café. Pero Casado no lo hizo, e hizo bien.
    
    Cada vez que venía a que yo le entregara sus cajas de muestras me hablaba de algún tema que a mí me interesaba. Qué se yo... me hablaba de espiritualidad, de literatura, alguna película que había visto... Y se ...
    ... mostraba genuinamente interesado en cada cosa que yo le contaba. Y recordaba cada detalle: en cada charla me preguntaba acerca de cosas que habíamos hablado en charlas anteriores. Me prestaba atención. Y eso es algo que valoro mucho, y que pocos hombres hacen.
    
    Era un tipo de cuarenta y pico, pelo entrecano, siempre bien afeitado. Cuerpo cuidado, pero sin exagerar. Lejos de la metrosexualidad. Bien vestido, pero también, sin exagerar.
    
    Un día vino a llevarse una caja que no me aparecía en la compu. Entonces tuve que ir con él al depósito para verificar el lote. Y ahí no sé qué me pasó. Le dije que teníamos que ir a una parte cerrada del depósito, de la cual yo sola tenía la llave.
    
    No sé si fue el sonido de su voz, si fue su perfume, o si inconscientemente yo estaba buscando un padre para mi hija y el aire paternal de este tipo me sedujo. Pero la cosa es que lo violé. Y él no puso mucha resistencia que digamos. Me consta que lo disfrutó. Le arranqué la ropa, me desnudé, lo tiré al piso, entre las pilas de cajas de medicamentos. Me trepé encima suyo. Mi concha agrandada de madre primeriza engulló su miembro de un bocado, lo bañó con mis jugos, lo friccionó hasta hacerlo eyacular. Y hasta causarme el primer orgasmo en mucho, mucho tiempo; el primero que no fuera masturbándome, claro.
    
    Hacía mucho que no me desnudaba ante un hombre (dejando de lado a los médicos que me atendieron en el parto). Y a pesar de que aún no estaba cómoda con mi cuerpo de madre, con él no tuve ...
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