1. Mi relación con don casado infiel


    Fecha: 09/07/2024, Categorías: Infidelidad Autor: FatimaMedina, Fuente: CuentoRelatos

    ... ningún pudor.
    
    Pero no fue ese el error que cometí. El error vino después: acepté salir con él.
    
    Qué sé yo por qué. Hasta el día de hoy me lo sigo preguntando, y no encuentro respuesta. Pero me invitó a tomar un café (como hacen todos los otros pesados) y (a diferencia de lo que hago con los otros pesados) le dije que sí. Supongo que quien dijo que sí fue mi cuerpo, recordando la experiencia del depósito, y confiando en que se repetiría. Pero no se repitió nada.
    
    Resulta que eso de “tomar un café” en realidad significaba ir a un telo. Yo imaginaba que iríamos a eso, pero creía que habría algo más, algún preliminar, o algo después, pero no. No hubo nada.
    
    Es que no conozco mucho de las rutinas de los casados. Por lo visto, siempre andan con poco tiempo, entonces no tienen posibilidades de charlar, de pasear a la luz de la luna o de quedarse abrazándote después de coger. Sus excusas (partido de fútbol, cerveza con los amigos, pasear al perro, gimnasio, etc.) les compran periodos breves de infidelidad. Tan breves son esos períodos que no alcanzan para otra cosa más que para un polvo.
    
    Y así fue nuestra “salida”. Un polvo en un telo. Ni siquiera nos quedamos hasta que terminara el turno. Luego, un frío beso de despedida, y chau hasta mañana. ...
    ... Horrible. Y yo, re ingenua, me había comprado un conjuntito nuevo, me había depilado hasta el último pelito, me había perfumado, y me había entusiasmado con eso de “estar de vuelta en carrera”.
    
    Lo más triste fue que él se quedó con la sensación de que la habíamos pasado bien, que habíamos tenido una linda experiencia. Porque después empezó a insistir con que lo hiciéramos de nuevo. Lo que no se dio cuenta fue que perdió todo su atractivo. Se volvió el más pesado de todos los pesados. Me empezó a escribir cartitas, a llenarme el WhatsApp con audios melosos, a traerme flores. Me contaba que con su esposa ya no pasaba nada. Que eran como primos, que dormían juntos pero que ni se tocaban. Que ya no había pasión, no había fuego, no había nada. Y claro, seguro que la culpa era de ella. Casado Infiel no tiene la culpa de nada. Si el sexo entre él y su esposa era como el de nuestra “salida”, la re entiendo a la esposa. Yo que ella le hubiera metido los cuernos.
    
    Le dije que se dejara de joder, que por su culpa me iban a echar a la mierda del trabajo. Pero el tipo insistía. Juré que, si me echaban por su culpa, la iba a ir a buscar a la esposa y me iba a hacer su amiga. Y entre las dos íbamos a idear la venganza más espeluznante que Casado Infiel se pudiera imaginar. 
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