Y yo que pensé que era asunto finiquitado...
Fecha: 20/07/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Tita, Fuente: CuentoRelatos
Pueden leer cómo inició esta historia en “Chocolate oscuro con relleno de crema”. Yo tenía 29 años cuando lo conocí, pero debieron pasar cinco años más para que retozáramos a gusto la primera vez, y dos años más para la que pensé que había sido la última pues él y su hermana regresaron a su país y las pocas veces que supe de él fue por comentarios de Saúl, mi esposo, pues eran buenos amigos. Hace unos cinco años me enteré de la muerte de Tere, su primera esposa, de quien se divorció hace muchos años; después tuvo varias parejas sucesivamente, pero también murió una con la que vivió en pareja intermitentemente. ¡Claro que tenía, y sigue teniendo, muchas virtudes para hacer y satisfacer las parejas que quisiera!, me consta…
Hace menos de un mes, después de la comida, fui sola a hacer unas compras a una tienda departamental. Aún no realizaba compras, pero examinaba algunos artículos. De pronto, al avanzar para otra isla de artículos, vi a Moisés. ¡Quedé sorprendida, pues me pareció que el tiempo lo había conservado casi intacto! A no ser por el pelo algo canoso, diría que seguía igual. Él miraba con cierto interés una mercancía y yo, a seis metros de él, lo miraba emocionada recordando nuestros encuentros sexuales y me fui mojando poco a poco…
A los pocos minutos sintió mi presencia al acercarme más. Al voltear a verme (primero las tetas, claro), su cara mostró asombro al reconocer mi rostro entre el pelo medio canoso que me he negado a pintar. Su boca abierta por ...
... la sorpresa, la cambió por una sonrisa al tiempo que abrió los brazos cuando corrí hacia él. El abrazo fue muy natural y, sólo porque estábamos vestidos, no fue completo. Nuestros cuerpos se estrecharon con fuerza y los pubis se friccionaron con la alegría de vernos. Nos dimos un rico beso y abrazados salimos del almacén. Caminamos abrazados, sin rumbo, platicando nuestra experiencia de volvernos a ver descansamos en una banca de un parquecito cercano. Al bajar la mirada para ver su entrepierna vi el maravilloso bulto y se notaba también lo húmedo el pantalón. Me di cuenta que yo también estaba chorreando flujo. Recargué mi mano en su miembro, sobre el mojado pantalón.
-¿Se te olvidó ponerte pañal? –le pregunté apretándole el tubo duro que sentía y el lanzó una carcajada, tan sonora que tuve que retirar mi mano por si alguien volteaba a vernos.
-Ja, ja, ja, no, aún no uso –dijo y me abrazó, pero dejó una mano al frente para sobarme la teta-, pero si quieres vamos a otro lugar para que sepas lo que me pasa.
-Sí, vamos, pero no traigo auto, vine en metro.
-Yo también ando en transporte público, no hay problema –explicó y nos pusimos de pie para caminar al metro.
Tomamos la Ruta 2 y nos bajamos en Villa de Cortez, ahí hay un hotel y no hubo más que entrar. Como si hubiese sido ayer la última vez, entramos, nos besamos y nos desvestimos uno al otro. Era claro que los dos estábamos muy calientes.
-¡Sigues hermosa! –exclamó antes de ponerse a chupar mis tetas ...