Lucía el cuarentón y yo - Relatos Eróticos

Lucía el cuarentón y yo

... hombre.

Pablo bajo el chándal pidiéndome que me tragase aquel pollón estaba completamente depilado al igual que su torso axilas no lo dude ni un segundo me la metí entera en la boca mojándola y ensalivándola para luego rela verla como si de un helado se tratase mientras oía los jadeos de Lucía percibiendo que estaba a punto de un orgasmo. Durante cinco minutos hice una perfecta felación sin dejar ni un centímetro de aquella tranca por pasar mi lengua incluyendo sus cargados huevos hasta que colocándose al borde del sofá y levantando sus piernas me ofreció la parte de su escroto y esfínter que palpitaba abriéndose y cerrándose todo ello bien depilado no lo dudé y mi lengua se deslizó hacia aquella zona jugueteando con sus huevos y empezando a abrirse camino en aquel esfínter sonrosado.

Pablo estaba en el séptimo cielo por lo que los decía disfrutando de mí lengua y entrega, noté que Lucía levantaba mi falda y bajaba mis braguitas hasta sacarlas por los tobillos y separándome las piernas empezó a jugar primero con su lengua y luego con la yema del dedo en mi esfínter empezando a introducir primero un dedo dos hasta tres dedos empezando una especie de follada con sus dedos a la vez que lubricaba toda aquella zona mi esfínter se adaptaba a la penetración, cuando deje de sentir dichos dedos no tarde en sentir un puñazo que me lleno completamente mi recto hasta sentir como hacía fondo clavando mi lengua en lo más profundo del culo de Pablo.

Este se sorprendió de lo fácil ...

... que hizo la penetración Lucía mientras cambiaba de posición y se ponía a cuatro para ofrecerme otra visión de su trasero de esta manera me ayudaba con mis manos a sujetarme en sus posaderas mientras abría sus nalgas para deslizar mi lengua desde el escroto hasta el mismo esfínter penetrando este. Las embestidas de Lucía iban en aumento al igual que los jadeos de los tres en dicha habitación, Pablo volvió a sentarse en el sofá para que ahora le dedicase mi boca y mi lengua aquel pollón que estaba amoratado.

Me pusieron a cuatro encima del sofá mientras Lucía restregó lo húmedo de sus bragas por mi cara hasta meterme las en la boca su sabor su olor me eran muy familiar, sin mediar palabra Pablo ocupó el lugar que había ocupado Lucía y de un solo pullazo introdujo aquel pollón hasta tocar sus huevos contra los míos de un respingón y acto seguido empezó un mete y saca primero suavemente para luego oír paulatinamente aumentando el ritmo. Lucía subiéndose al sofá y sacándome las bragas de mi boca me ordeno que le diese placer en sus posaderas toda aquella zona estaba impregnada de la leche condensada parecía como si sabrían corrido el dulzor mezclado con el sabor de su vagina y saboreando aquel lado era un deleite estuve pasando mi lengua hasta lo más profundo de su anatomía limpiando todo aquel dulzor de aquel cuerpo, mientras Pablo bufaba y se acercaba una inminente corrida.

Lucía lo perdió demasiado el tiempo con el bote de leche condensada me pringo toda la cara justo en ...