Emma sabe mamar
Fecha: 28/07/2024,
Categorías:
Transexuales
Autor: AnaLiliaTvCDMX, Fuente: CuentoRelatos
Su pene estaba erecto. Yo subía y bajaba la piel del prepucio, su glande salía y se escondía, salía y se escondía. Él me miraba con impaciencia. Yo sabía lo que tenía que hacer, pero no me atrevía a comenzar. La música de la planta de abajo llegaba hasta la habitación. Abajo nuestros padres celebraban con otros amigos; sus padres cumplían veinte años de estar casados.
- Nos pueden descubrir – le dije.
- No nos van a descubrir, hazlo…
Y lo hice. Acerqué mi rostro y metí su pene en mi boca. Yo estaba excitado. Aunque no quería admitirlo, yo llevaba mucho tiempo queriendo chupárselo. También tenía miedo, no quería que alguien nos descubrieran mientras yo le hacía sexo oral a mi mejor amigo. Levanté la mirada y vi que disfrutaba de mi felación. Tenía sus ojos cerrados y su boca abierta. Me sentí orgulloso, lo estaba haciendo bien. Cerré mis ojos y me dediqué a complacerlo. Recorrí con mi lengua cada pliegue de su piel y metí su falo tan profundo como pude. Mi garganta era el límite. Entonces lo sacaba y comenzaba de nuevo. Me gustaba el sabor de su pene, era igual al sabor de mis fluidos cuando me masturbaba. Yo esperaba recibir de un momento a otro su eyaculación en mi boca, lo deseaba. Quería ser invadido por su aroma, quería probar su semen, pero él no quería terminar en mi boca.
Julián se incorporó, me atrajo hacía el para besarme y paladeamos el sabor de su pene entre nuestras bocas. Yo estaba en trance. Darle sexo oral a mi amigo era lo más excitante que había ...
... hecho en toda mi vida. Nuestros rostros estaban tan cerca que podía sentir su respiración sobre el mío. Entonces el comenzó a bajarme el pantalón. No opuse resistencia. Cuando mi ropa cayó al suelo él me giró e hizo que me colocara en la orilla de la cama. Escupió en una de sus manos y luego comenzó a aplicar la saliva entre mis piernas. Yo me quedé quieto, esperando. Mi pene estaba erecto y sentí vergüenza de que él lo viera así. Julián se puso sobre mí y colocó su pene en la entrada de mi recto. De un momento a otro sentí que él empujaba con fuerza, queriendo entrar en mí. Mi ano no cedió. Entonces empujó nuevamente usando el doble de fuerza, pero tampoco logró penetrarme.
- Relájate - me susurró al oído.
Yo lo tomé de la mano e intenté calmarlo.
- Tienes que dilatarme – le dije.
Él asintió y después de ensalivarse metió uno de sus dedos por mi ano. Estaba ansioso y maniobraba en mis entrañas con fuerza. Era la primera vez que metía sus dedos en mí y yo me sentía feliz, pero también sentía dolor. Lo estaba haciendo demasiado rápido, con demasiada violencia. Le pedí que fuera más gentil pero no me escuchó. Metió un segundo y un tercer dedo. Yo lancé un gemido de dolor. Julián no podía esperar más y volvió a ponerse sobre mí. Colocó su pene en mi entrada y volvió a empujar. Su intento de dilatación, aunque había sido torpe, había logrado romper el sello que cerraba mi entrada y esta vez pude sentir que su glande comenzaba a entrar en mí. Nuevamente sentí dolor y ...