La mejor en la cama: La tía Ana
Fecha: 28/07/2024,
Categorías:
Incesto
Autor: MikeFed, Fuente: CuentoRelatos
... cojo yo a vos y gozo como loca.
Me acosté y ella me montó. Se metió la pija en su concha y fue haciendo círculos sobre ella, frotándose contra mi pelvis, hasta que me clavo las uñas en el pecho y dio un grito y un nuevo orgasmo la hizo temblar. Se recuperó y empezó a subir y a bajar sobre mi pija como loca, se apretaba los pechos, me arañaba el pecho, se frotaba el clítoris y gozaba como loca.
Tuvo un orgasmo y se quedó quieta sobre mí.
-Ves Gabi, tu marido es un tremendo amante en la cama… Amo hacerlo gozar, y como me hace gozar.
Gabi asintió con la cabeza sin decir nada.
-Lléname la concha con tu leche mi amor… Dijo Ana y se puso en cuatro patas.
-Va a ser un placer, te lo aseguro.
-Cerdo.
Le metí la pija y la tome de la cintura con fuerza. Mi pija entraba y salía de su concha con velocidad y fuerza, ella gritaba de placer. Me miraba por sobre el hombro su cara era de placer total.
-Willy, me gustó desgraciado… méteme un dedo.
-Como gustes, no me puedo negar a eso.
Escupí su orto y nuevamente fui metiendo un dedo. Ella bufaba de placer, mientras yo la cogía y le metía un dedo en el orto. Nunca la había visto tan caliente. Estuve algunos minutos y le dije:
-¿Queres probar?
-Me tienta… ¿Vas a ser suave?
-No. Te la voy a enterrar hasta el fondo.
-Entonces sí. Cojeme el culo bien ...
... cogido. Que su primera vez sea bestial… Dijo Ana y Gabi abrió con todo los ojos.
Apoye mi pija en su orto y empujé. Entro toda, abriéndolo a su paso. Ana mordió la almohada y grito ahogando su grito con ella. Me volví loco por completo y tomándola de la cintura bombeaba como enajenado. Ella comenzó a gritar de placer mirándola a Gabi, que por la cara de Ana, sabía que no fingía. Estuve un par de minutos y acabe en su culo, llenándolo de mi leche. Ana me acompaño en el grito de placer por un orgasmo compartido. Se dejó caer en la cama y mi pija salió de su orto. Me miro, se levantó y tomándome la cara con ambas manos me dio un tremendo beso, para después, limpiar mi pija con su boca.
Se acostó a mi lado, con la cabeza en mi pecho. Los dos la mirábamos a Gabriela.
-Este es el hombre que te estás perdiendo. Un tremendo hombre, que te ama, o te amaba, y soportaba tener a una boluda que no disfrutaba el sexo con él. No tenes muchos caminos Gabi. Piensa bien lo que vas a hacer. Dijo Ana.
Gabriela nos miró por última vez y se fue del departamento sin decir nada. Nosotros no hablamos del tema otra vez, y un rato después, nos volvimos a dar placer.
Al atardecer volví al hotel y ella estaba sentada en la cama, llorando, con la vista baja.
-¿Podemos hablar? Me pregunto.
-Por supuesto…
Prolongamos la estadía una semana más…