Verano del 84 (Capítulo 5)
Fecha: 31/07/2024,
Categorías:
Primera Vez
Autor: Flyer, Fuente: CuentoRelatos
María era separada. No divorciada, “separada”. Recién por aquellos años Argentina legisló el divorcio vincular. Solo se podía estar separado, que era lo máximo que la Iglesia Católica toleraba cuando una pareja no podía continuar junta. Y esto implicaba dedicarse a los hijos, si los había, y no volver a convivir con alguien. Ni hablar de nuevos hijos producto de nuevas uniones. María había seguido el mandato al pie de la letra, por eso el comentario de mi madre. No así Daniel, el padre de Camila. Pero eso era otra historia.
El único tren del sábado a Capital traqueteaba en las vías gastadas. Sería un recuerdo en pocos años, pero todavía cubría el trayecto hasta retiro en por lo menos el doble de tiempo que tomaba el viaje en automóvil. No me importaba. Pero ya en la ciudad y antes de llegar a su casa, pasé por una farmacia, puse cara seria y compré un paquete de preservativos. Nunca se sabe, y no iba a estar desprevenido. Llegué a casa de Camila a las tres de la tarde, acalorado y hambriento. María me improvisó un sándwich, y nos fuimos a la habitación de Cami. Me mostró sus álbumes de fotos, en particular los de sus viajes de esquí, deporte que tanto nos gustaba a ambos. Jugamos un par de partidos de ajedrez, y luego sacó algunas prendas para ver cuales me gustaba que se pusiera. Escuchábamos a su madre hablar por teléfono así que se probó un par con él con el agregado picante de que lo hizo delante mío. Llevaba una tanga blanca y un corpiño de encaje del mismo color. ...
... En un momento, mientras buscaba cosas en el placard, me puse de pie con sigilo y la abracé desde atrás. Mi mano fue rápido a su entrepierna y suspiró. “¿Va a haber pase de habitación hoy?” susurré a su oído. “Algo tengo planeado. Después te cuento”. Se quedó con un jean de tiro alto, como se usaban en los 80, y una camisita blanca de mangas cortas, que resaltaba sus lolas preciosas.
Elegimos ver “Juegos de Guerra”, quizás porque los protagonistas eran una parejita de nuestra edad, y nos sentamos a cenar pizza acompañada de algunas cervezas.
- ¿Y qué tenés planeado hoy? – me animo finalmente a preguntar cuando ya caminábamos de vuelta.
- Y hoy... quiero que lo hagamos. – me quedé sin aliento. Solo me detuve y la besé.
- ¿Duerme profundo tu vieja?
- Para nada, pero iba a cenar a lo de su hermana en San Isidro, y se quedaba a dormir ahí. – atiné a decir algo, pero no supe que. – Mamá tiene una visión más moderna de algunas cosas, mi amor. – Nos volvimos a besar, más bien ya a comernos a besos mientras nuestras manos no se quedaban quietas. Pero era avenida Santa Fe y Callao a las 11 pm un día de febrero 1984. No daba para descontrolarse mucho. Nos subimos a un colectivo y nos fuimos para su casa. Con algo de suerte subimos en el ascensor con toda nuestra ropa, pero apenas pasar la puerta y la camisa de Cami y mi remera ya estaban afuera. Fuimos con premura hasta su habitación.
- Esperarme un segundo. Voy a buscar algo a la mochila. – estaba en el cuarto de ...