1. Verano del 84 (Capítulo 5)


    Fecha: 31/07/2024, Categorías: Primera Vez Autor: Flyer, Fuente: CuentoRelatos

    ... huéspedes.
    
    - No hace falta.
    
    - ¿Qué?
    
    - No necesitamos nada. Mamá me hizo recetar la píldora hace meses.
    
    Tiempo más tarde eso tuvo su explicación. Supe que María se había casado “de apuro” embarazada de Camila, con un hombre que finalmente no era para ella. Volví sobre Cami, le saqué el corpiño y me hice un festín con sus tetas divinas. Volví a mirarla a sus ojos y a besarla, y en el abrazo la sentí temblar un poquito. No era placer, eran nervios. Aparté el cubrecama, y la hice recostar, le afloje y saque el pantalón, sus zapatillas y su tanga. Como esa vez, volví a recorrer su cuerpo con mi lengua, aunque esta vez me demoré más en la cara interna de sus muslos, recorriendo con lentitud el camino hacia su entrepierna. Cuando mi boca llegó, Cami lanzó un gemido, fresco, libre a sabiendas de que nadie escuchaba. Me había propuesto que acabara primero de esa manera. Quizás eso, pensaba, la ayudaría a relajarse. Calentura sobraba, y Cami se retorcía y gemía al ritmo de mis cariños. Pronto mi cabeza estaba atrapada en la presión de sus muslos, y su pelvis subía y bajaba mientras me esforzaba por mantener mi lengua en su punto mágico. No fue mucho. Los temblores, ahora del orgasmo llegaron prestos e intensos, acompañados de sus gemidos liberados. Me incorporé sobre ella.
    
    - Ni te sacaste el pantalón – me dice con una sonrisa – veo que me toca a mí.
    
    Me hizo acostarme en su lugar, me desvistió y no olvidó que me gustaban los besos en mis pezones y mi vientre, y menos ...
    ... había olvidado como me había gustado más que me la chuparan. Igual no la dejé seguir mucho. Mas bien casi nada.
    
    - Es ahora Cami. ¿Cómo querés? ¿Vos arriba como la vez pasada?
    
    - Si.
    
    Se puso arriba mío, y al igual que entonces empezó a frotarse la ranura con mi verga, hasta ubicarla en la entrada. Sentí de pronto su estrechez húmeda y cálida, que acogía cada vez más y mi glande, hasta llegar al punto más cerrado. Cami me miró, respiró hondo, y con un quejido tenue me llevó al paraíso. Se quedó inmóvil un instante, mientras el dolor cedía, y yo flotaba inerte en la tierna humedad de sus entrañas. Se recostó sobre mí y nos besamos.
    
    - ¿Bien?
    
    - Ahora va mejorando. – más sonreía mientras me miraba.
    
    Comenzó a moverse, y yo a tratar de acompañar, aunque con la torpeza natural a nuestra inexperiencia. Nos llevó un rato encontrar la vuelta para que pudiera bombear un poquito. Mas solo un poquito, porque pronto mi orgasmo se negó a atender razones para demorarse y me vacié dentro de ella. Me miró con ternura.
    
    - ¿Puedo seguir o te duele? - pregunté
    
    - Ya casi nada. ¿Querés venir arriba?
    
    - Sí.
    
    Se desmontó, le hice lugar en la cama, y me ubiqué para volver a penetrarla. Mi pene seguía rígido como nunca, y estaba bañado en semen, flujos vaginales y un poco de sangre. No era la visión más bonita, pero que importaba. Entré de nuevo en ella, de vuelta en ese abrazo cálido y maravilloso. Ensayé mis movimientos de nuevo torpes al principio, hasta encontrar el ritmo. ...