¡VAYA FAMILIA! (Tú la envidiarás)
Fecha: 04/08/2024,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Mi primo Chus lo tenía todo grande. La estatura, las manazas de labrador... y la polla. Había venido a nuestra casa en la ciudad para pasar unos exámenes de tractorista. Él vivia en un pueblo próximo y ayudaba a sus padres (mis tíos) en las tareas del campo.
Yo soy Miguel. Ahora tengo 20 años, pero lo que voy a narrar ocurrió hace seis o siete. Él tenía ya 18 y, como dije, era un gigantón gañán pero bien proporcionado, y más salido que un mandril, siempre pensando en follar, aunque en el pueblo tenía pocas oportunidades, a no ser que lo hiciese con una oveja, la burra o una gallina, que todo es posible. Durante su estancia en nuestra casa compartíamos la cama y de noche nos contábamos historias calientes y nos masturbábamos mutuamente una y otra vez. Recuerdo cómo su chorro de lefa salía impulsado de sus cojones con tal fuerza que ponía la cama perdida. Mientras lo masturbaba repetía en voz baja el nombre de mi madre, que al parecer le ponía a mil con sus tetas gordas y su cuerpo rechoncho. ¡Lo que daría mi primo por follársela de verdad!
Y la oportunidad se presentó aquella noche en la que mi padre tuvo que atender de urgencia un servicio de taxi de un buen cliente. Serían las cinco de la madrugada cuando papá abandonó el domicilio. Aquellos días mamá estaba muy caliente, yo creo que le excitaba la presencia de Chus al que descubrió desnudo en la ducha. Aquella verga de casi 30 centímetros sin duda le recalentó la entrepierna. Así que, antes de que mi padre saliese con ...
... el taxi le pidió que le echara un polvo. A regañadientes, pues el tiempo apremiaba, mi padre la folló mientras ella gemía tan alto que sus gritos de placer se oían en nuestro cuarto. Chus se levantó a oscuras y puso la oreja en la puerta, creyendo que yo seguía dormido. No tardo su polla en alcanzar todo su esplendor, pero en vez de pajearse esperó a que acabase el polvo de mis padres. Mi madre gritaba pidiendo más y más poronga, pero papá se vació dentro de su coño al poco tiempo sin satisfacerla al completo. Luego, este acabó de vestirse y abandonó el piso.
Chus abandonó sigilosamente nuestr cuarto y entreabrió la puerta del dormitorio de mis padres, solo iluminado por una lamparita de mesa. Yo lo seguía en la distancia para no ser descubierto. Encontró a mi madre medio dormida espatarrada encima de la cama, completamente desnuda y con las piernas abiertas y sus grades tetas caídas para los lados. De entre la pelambrera del coño aún salían restos del semen que había depositado mi padre en su rápido polvo. Chus se acercó. Ya su pollón asomaba por la aberura del calzoncillo, su miembro ya babeaba. Se arrodillo a los pies de la cama para mejor contemplar aquella vagina peluda. Mamá tenía un coñito abultado pues ya quedó dicho que era algo gordita, y la visión aquella rajita colorada y jugosa aún calentó más a mi primo. No lo dudó un instante aquel hijoputa. Dirigió su cabeza a la entrepierna de mami y empezó a lamer aquella chucha que me parió. Mamá, creo que entre sueños, ...