1. Genio


    Fecha: 23/10/2018, Categorías: Anal Autor: XAVIA, Fuente: CuentoRelatos

    ... aparcar fuera, y volví a recorrer el camino andado.
    
    Para no cruzarme con nadie, a las 4 en punto entraba en el edificio por una puerta lateral que daba acceso al parking. Bajé a la tercera planta donde teníamos nuestras plazas asignadas y allí estaba aparcado el Golf blanco de mi socia. Tomé el ascensor y subí los siete pisos que me separaban del despacho. Entré en las oficinas cruzándolas con cautela, haciendo el menor ruido posible, hasta encerrarme en mi oficina con las luces apagadas. Conecté el portátil y ejecuté la cámara remota. Allí estaban.
    
    Cris se había cambiado de ropa. Los tejanos y la camiseta de entretiempo habían desaparecido. Ahora, un vestido entallado de una sola pieza, blanco, cubría aquel cuerpo casi perfecto. Benjamín se mantenía sentado en su trono mientras mi socia, de pie, se movía contoneándose al son de una música ligera.
    
    -Eso es jefa, baila para tu hombre.
    
    No parecía escucharlo, moviéndose sensualmente con los ojos cerrados. Pero era obvio que ni le apetecía estar allí ni bailar para el sátiro. Sin que él lo ordenara, tomó el vestido por el límite de la falda y lo fue levantando hasta sacárselo por encima de la cabeza, lentamente. Un guau procaz silenció la música cuando un conjunto de ropa interior negro con ligueros presidió la pequeña sala. Pareces una puta. Pero la mujer no se inmutó. Le dio la espalda sin detener la danza, mostrándole las rotundas nalgas solamente cubiertas por un fino tanga.
    
    Un par de comentarios obscenos más ...
    ... fueron el preludio de la primera orden. Ven aquí. Pero Cris tardó en acercarse al cerdo que blandía varios billetes de 20€ en la mano. Cuando la tuvo cerca, le sobó una nalga con la mano libre mientras colaba un billete en el lateral del liguero. Baila para mí, zorra. No se detuvo, soportando las manos del tío que la decoraban con dinero.
    
    -Eso es guarra. Baila para tu cliente. –La mujer se alejó ligeramente, liberándose de las zarpas del oso, así que éste dio la siguiente orden. –Tócate. Tócate para mí.
    
    Mi socia se había dado la vuelta, enfrentándolo. Acercó las manos a su cuerpo y se acarició los pechos por encima del sujetador. Bajó por el estómago hasta su sexo que también se acarició, sensualmente.
    
    -Eso es, sigue así. Cómo me pones jefa. Tócate zorra, quiero ver cómo te haces un dedo.
    
    Cris coló una mano dentro del tanga, obediente, apoyándose en la amplia mesa para poder abrir las piernas sin caerse. Sus dedos se movían lentos pero ágiles mientras la mano izquierda estimulaba sus pechos.
    
    -Chúpate los dedos. –Abandonaron su entrepierna para perderse entre sus labios. -¿A qué saben? ¿Saben a puta? ¿A puta jefa? –Volvieron a descender para profanar su sexo de nuevo.
    
    Desconozco el nivel de excitación real de mi socia, pero los dedos salían brillantes del tanga antes de perderse en su boca. Realizó el ejercicio tres veces, hasta que Benjamín le ordenó arrodillarse para demostrarle cuán puta era.
    
    Como tantas otras veces últimamente, Cris sacó el miembro ...
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