Genio
Fecha: 23/10/2018,
Categorías:
Anal
Autor: XAVIA, Fuente: CuentoRelatos
... la empresa están bien atados. –Me miró retadora, entrando en mi despacho y cerrando la puerta tras de sí. –Precisamente estaba cuidando de dichos intereses.
-Ahora los vas a cuidar así… -no encontré las palabras adecuadas. Mejor dicho, preferí no verbalizar las que mi cerebro enviaba a mis cuerdas vocales.
Sin que se le borrara la sonrisa del rostro, cinismo en estado puro, siguió avanzando hasta rodear la mesa. Al llegar a mi vera preguntó, ¿estás celoso?, negué aunque lo estaba, no podía negarlo. Su respuesta fue alargar la mano hasta mi entrepierna, para sentarse sobre mí a horcajadas, rodeándome el cuello con los brazos, anunciándome que chupársela alfriki la había puesto cachonda.
No me dejó contestar. Sus labios tomaron los míos, los mismos que acababan de beberse la simiente del gordo, mientras su lengua entraba hasta mi campanilla. Fóllame como tú sabes y también te dejaré seco.
Sus manos habían desalojado mi nuca para desabrocharse la blusa. Abandonó mis labios para clavarme las tetas en la cara, bebe mi niño, bebe si quieres que mamá te coma la polla. Me agarré a ellas con hambre, chupando, succionando, hasta que me la saqué de encima. La empujé contra la mesa, rabioso, dándole la vuelta para dejarla expuesta. Se dejó hacer, girando la cabeza para mirarme juguetona.
-Eres la puta jefa y te has portado como una becaria –le escupí mientras tiraba de su pantalón para que su excelso culo apareciera orgulloso. Lo movía hacia atrás, en círculos, ...
... acercándomelo mientras esperaba que me desabrochara el pantalón.
-¿Estás celoso cornudín? –pinchaba con aquella media sonrisa de superioridad dibujada en la cara. -¿Lo estás porque alguien más ha jugado con la puta jefa?
Así el miembro, apunté y entré violento mientras la agarraba del cabello con la mano izquierda. Gimió con fuerza, pero siguió chinchando. Eso es cornudín, fóllame, fóllame, fóllate a la puta jefa. Hasta que la acallé de una nalgada.
-Eres más puta que jefa. –Le pegué otra nalgada sin dejar de percutir con todo, rabioso. –Yo soy el jefe. Tú eres la puta.
-Sí, fóllame, fóllate a esta puta. –Eres la puta de la empresa. –Sí lo soy, dame más cabrón, fóllame.
Ya no pudo seguir hablando. Los gemidos se habían convertido en jadeos hasta que sus piernas temblaron atravesadas por un orgasmo intensísimo. Su clímax provocó el mío, descargando varios lechazos en el interior de su vagina.
No sé si había sido el mejor polvo de los que habíamos echado, discutible pues estando de viaje habíamos tenido largas sesiones de sexo variado coronadas con varios orgasmos, pero sí había sido de una intensidad poco habitual.
No logré grandes explicaciones. Al menos no lo detalladas que esperaba oírlas. Se vistió, pasó por su despacho para recoger sus cosas y se largó, despidiéndose como cada noche con una sonrisa en los labios, juguetona pero cínica, y un comentario que me volvía loco.
-Me llevo tu semillita a casa.
Cris llevaba un DIU pues no quería darle un hermanito a ...