Aprendiz
Fecha: 17/08/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Ella estaba abrumada en la tarea impuesta. Llevaba horas ordenando libros en ese lugar frío, evidentemente abandonado durante todo el verano que ya finalizaba. Su nula experiencia laboral y su incapacidad de decir "no" eran las razones principales que la llevaron a esas horas extras que no serían remuneradas, al menos no en dinero.
Ella era ingenua aún en muchos aspectos. Sólo un par de meses atrás había sido descubierta por su jefe; que también era su evaluador de práctica. Y no, él no descubrió su talento; él descubrió su himen intacto, puramente húmedo y excepcionalmente virgen para su edad. Ese hombre lo supo de inmediato, sin que ella se atreviera a decírlo; y lo disfrutó por supuesto, segundo a segundo, centímetro por centímetro.
Con más de una década en diferencia en edad, para él fue un regalo. Para ella fue una revelación.
La luz del sol despidiéndose la obligó a bajar por ayuda, la nueva integrante del equipo educativo ni siquiera sabía donde estaban los automáticos para encender esa luz. Jamás había subido.
Los pasillos estaban vacíos, pero de lejos divisó a uno de sus compañeros. Él se sorprendió al verla aún trabajando y no dudó en prestarle ayuda, pues bien sabía que no había nadie más en el colegio. Al menos hasta que llegara su amigo a quién debía esperar... Si, a ese mismo jefe.
Él la deseó desde que la vió por primera vez, y en secreto apostó con su amigo, que resultó ser más rápido. Pero a él ya no le importaba tal apuesta, también quería ...
... probarla.
Él no la dejó sola, hasta la guió con todas las dudas y ella logró avanzar. Él estaba acechando y ella comenzaba a notarlo. Él cobraría su favor.
El deseo es traicionero en pieles jóvenes hambrientas de experiencias, pero en una mujer que se descubre tarde, ese peligro es un fruto exitante que siempre está listo para mordisquear.
Él revisó su reloj y apresuró un beso que ella respondió lascivamente. Él olvidó a su amigo, a su novia y su ética laboral. Las tiró al suelo junto a la pila de libros que quedaban en el escritorio. Ella no tenía ganas de analizar, sólo quería saber si habían diferencias en este mundo. Él la sentó sobre aquella mesa y descubrió que la chiquilla había aprendido a vestirse para toda ocasión y hasta agradeció a su camarada adoctrinarla en la sumisión.
No hubieron preámbulos, la situación y un par de besos apasionados fueron suficientes para erectarlo y para mojarla. Él no le adelantaba tantos años y tenía mucha más energía, también lo superaba en calibre.
Ella cerró los ojos y puso su mentón en el hombro del insidioso. Él con su cuerpo separó sus piernas y traspasó su calor a toda su ingle y a su vulva, todavía sin llegar a tocarla del todo. La besó en el cuello, descubrió sus pechos y los lamió. Ella no contuvo la exitación y lo tocó. Tomó su verga con una sola mano y lo masturbó deliciosamente, paseó su miembro por sus labios mayores y lo guió hasta su caliente y empapado coño. Él agarró sus ancas y la penetró agarrado de sus ...