A los 12 y algo, el papa de mi noviecito me viola ( o algo parecido)
Fecha: 24/10/2018,
Categorías:
Gays
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... con cosas calientes, a manosearnos descaradamente y a besarnos muy rico. Una vez que ya no aguantamos mas, nos dirigimos ambos al baño de su casa ( por suerte ) donde dimos rienda suelta la calentura mientras nos desnudábamos casi por completo y cubríamos nuestros cuerpitos a besos y lametones. En esa oportunidad vaya a saber uno por que, yo estaba especialmente caliente al punto de sentir que cada roce de su piel contra la mia, de cada beso tierno en las comisuras de los labios, de cada aliento que sentía sobre mi nuca solo hacía que mi pasión fuera creciendo. Quería, es mas: necesitaba ser culeado a todo vapor. Sólo quería sentir que mi recto se repletaba de su verguita, que mis esfínteres se rindiesen ante su húmedo y tenso glande. Que mis glúteos se separaban y se cerraban ante ese pequeño machito que se refregaba desnudo contra mi espalda. Por eso, hay que tener mucho cuidado con lo que se desea ya que sin proponerlo, podemos recibir mucho mas de lo que anhelamos. Ambos estábamos de pie frente al lavamanos y mientras yo me apoyaba en el artefacto para empujar hacia atrás mi ardiente cuerpito, miraba en el espejo nuestra pervertida y calenturienta imagen. Dos chicos en ese momento profundamente enamorados el uno del otro, tratando de ser el uno el mejor macho para su mariconcito y el otro, la mejor hembrita dispuesta a recibir todos los embates sexuales que se le viniesen encima. Que delicia sentir como su verguita entraba y retrocedía y mientras el presionaba su pelvis ...
... hacia adelante, yo retrocedía apretando los dientes para sentir que "su macho" le estaba culeando deliciosamente una vez mas. Yo giraba mi cabeza para alcanzar sus labios y mientras era poseído, le daba profundos besos con lengua para sentirnos aun mas acoplados. Necesitábamos saber que eramos aun mas que noviecitos infantiles. Eramos fieros amante, no importa que nuestras edades rondasen apenas los 12 añitos y algo mas. Estábamos en eso, enfrascados en uno de los mejores polvos "a la paraguaya" que nos habíamos puesto hasta allí cuando con horror sentimos que el papa de Roberto intentaba entrar al baño. Había regresado antes de tiempo e intempestivamente trataba de abrir la puerta para hacer uso del baño. Golpeó, giró la manilla bruscamente y como por suerte habíamos puesto una aldaba para asegurar la puerta, esta no se abría por mas que el papa intentase entrar. En ese momento se dio cuenta que necesariamente alguien debía estar ocupando el baño ya que se otro modo este no se encontraría asegurado de esa manera, lo que le hizo exclamar ya medio airado que quien estaba adentro . Que saliéramos inmediatamente. Roberto me dijo que me quedase en silencio mientras el le contestaba a su padre que ya salía del baño mientras ambos nos vestíamos en silencio. Haciendo el menor ruido evidente que podríamos lograr pero, había que ser muy tontorrón para no darse cuenta de los gemidos que provenían de esas dos apasionadas gargantitas. No había que ser un genio para darse cuenta que dentro ...